
El Imparable Ascenso de Hitler en la Wehrmacht 1935-1945 | Hasta el Poder Absoluto 3r4v2n
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Cuando se habla de la toma de decisiones militares en las distintas operaciones alemanas de la Segunda Guerra Mundial, siempre se analiza la intromisión de Hitler en todas ellas.
Como es conocido por todos, el poder de Hitler dentro del ejército alemán fue aumentando poco a poco a lo largo de toda la contienda hasta convertirse en omnipresente. Hoy, en este programa, vamos a analizar cómo y por qué se fue haciendo Hitler con el control total del ejército, y hasta qué punto sus generales lo engañaban o no. Cuando Hitler toma el poder a principios de 1933, la mayor parte de los altos oficiales del ejército no tenían especial simpatía por él.
En otros programas, pudimos ver la opinión del propio Keitel, la cual compartían muchos de sus compañeros, que no dejaba en muy buen lugar a Hitler. Básicamente, lo consideraban un populista a nivel político y un cabo a nivel militar. Además, existía otra preocupación dentro del ejército alemán, siendo ésta la de ser sustituidos por la SA como ejército oficial del Reich.
Tras acabar con los principales líderes de la SA y terminar, por lo tanto, con esta disputa interna, Hitler se ganó la confianza de los altos mandos del ejército alemán. A partir de este punto, comenzaron a verlo como alguien que iba a volver a reconstruir y hacer grande de nuevo al ejército alemán. Como es evidente, es lo mismo que ellos querían, por lo que comenzó a ganarse su simpatía.
En agosto de 1934, se establece el juramento hitleriano para todos los soldados del ejército, que ya no juraba lealtad a Alemania, sino a la propia persona de Hitler. Este juramento decía así Juro por Dios este sagrado juramento, que debo obediencia incondicional al líder del imperio y pueblo alemán, Adolf Hitler, comandante supremo de la Wehrmacht, y que como un valiente soldado estaré preparado en cada momento para defender este juramento con mi vida. A partir de este punto, las victorias tanto diplomáticas como militares comenzaron a producirse de forma imparable.
En 1936 se remilitariza Renania. En 1938 se anexionan Austria y para principios de 1939 Checoslovaquia. Todos estos acontecimientos, realizados además sin disparar un tiro, hicieron que Hitler fuese ganando cada vez más prestigio ante todos. Cuando dio la orden de preparar una campaña armada contra Polonia, saltaron muchas alertas dentro del alto mando alemán, pues al contrario de lo que se suele pensar, el ejército alemán no estaba preparado en 1939 para un conflicto armado a gran escala. Las previsiones que se habían marcado en sus planes de producción militar señalaban que no estarían completamente listos hasta por lo menos 1945 o 1946.
Tras la triunfal campaña sobre Polonia, Hitler dio la orden de prepararse para atacar Francia lo antes posible. Recordemos que en este momento Alemania se encontraba en guerra con Francia y Gran Bretaña ante la declaración de guerra aliada a principios de septiembre, en un intento de defender a Polonia.
Fue aquí, verdaderamente, cuando todas las alarmas saltaron dentro del alto mando alemán que veía esta acción como una auténtica locura. Vencer a un país pobre como Polonia había resultado fácil, más aún contando con el apoyo soviético y con los excelentes puntos de partida alemanes que habían permitido atacar la retaguardia polaca.
Pero lanzarse contra Francia, Holanda y Bélgica, al que además se suma parte del ejército británico, eran palabras mayores. Por si fuera poco, parecía que en esta campaña no tenían más opción que realizar un ataque frontal, ya fuese contra la línea Maginot o contra Bélgica, que con casi toda seguridad se quedaría estancado.
Como remate final, tenían el peligro en su retaguardia, pues se especulaba que los soviéticos se lanzarían contra ellos en cuanto el frente occidental se empantanase. Lo que vamos a ver a continuación fue uno de los elementos principales que van a catapultar a Hitler hacia una autoridad absoluta dentro del ejército alemán.
Todo tuvo que ver con el plan que finalmente se eligió para atacar Francia. Halder, jefe del Estado Mayor General del Alto Mando del ejército en ese momento, lo había planificado todo para atacar por Bélgica.
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