Episodio 141: ¡A por las suecas! Chicas beat en Suecia 1n5u31

Hello, soy Luis Garajevit y lo que estás escuchando hoy es el centésimo cuadragésimo primer episodio de Entre surcos de vinilo y vermú, programa que estamos emitiendo en la onda arciana porque estamos en Radio Enlace en el horario de la cazuela de alubias, con chorizo, morcilla y capa de líquido naranja por encima, cada viernes de dos a dos y media de la tarde en el 107.5 de la FM del noreste de Madrid, o a través de RadioEnlace.org, pero si no prefieres este medio para escucharnos, ya sabes, iVox, Spotify, Cashbox, www.surcosdevinilo.com, Apple Podcasts, quién sabe si algo más. Muy buenas, un saludo desde aquí a todos aquellos que han comprado un paquete de albóndigas de Ikea que ahora mismo se encuentra sepultado en algún cajón del congelador.

No sé si podría mentir o desmentir que este programa puede estar hecho para hablar de todos los glitches suecos, uno por uno, pero voy a intentar explicar que no es para eso, para nada. Lo es para recordar a las voces suecas y femeninas que en los 60 en el país, que era sinónimo del bienestar, la gente moderna, progresista y pagando un montón de impuestos, las chicas de allí, o al menos algunas, se dieron a la vida del pop y el beat, haciendo otra suerte de yeye de la época a la escandinava, al que dedicaremos hoy el programa íntegro, suecas, yeye y bocadillos de arenque fermentado.

Quiero probar algo especial. Bueno, vale, vale, aquí tienes una daz, pero sueca. Es cool.

Good kind of heart. Podría haber elegido un nombre para el programa de hoy, tipo Las Suecadas, recordando la película de Rebobine por favor, de Michel Gondry, pero finalmente me he decantado por el más cañí de A por las Suecas. Por otro lado, título que está en el límite de lo correcto pero no recuerda al turismo como gran invento, a José Luis López Vázquez y Paco Martínez Soria, que las suecas eran todo modernidad social y pelos deslumbrantes, al menos para personajes como los nuestros en la España de los 60, 70, 80, 90 y 2000, y a la multitud de malasañeros que se compraron una camiseta con ese lema y ahora la tienen guardada en el fondo del armario.

Arrancábamos con Lina Junoff. En los años 60, cuando era raro que un artista sueco publicara en el Reino Unido, ella lanzaría un sello en 1968 con versiones de Jester Day Has Gone y Good Kind of Heart bajo el sello Olga Records, una subsidiaria británica. Antes de su debut discográfico, Lena, como muchas otras, cantaría en una orquesta, fue bailarina go-go y realizó giras en bases militares estadounidenses en Alemania, anticipándose mucho antes a Marta Sánchez.

Tranquilos, aquí no va a pasar nada.