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🌍 Ep. 7 💣🤖 Cuando la guerra contamina y la IA deja huella 336n6o
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🎙️ ¡Bienvenidos a un nuevo episodio de La Ciencia de Jaun Podcast, donde los datos mandan y la curiosidad nunca descansa! Hoy te traemos un episodio con ciencia de la seria, de la sorprendente... y también de la que da risa (aunque sea con nuez moscada). 😅🔬 📌 En este capítulo: 💥 1. El impacto ambiental de las guerras Las guerras no solo destruyen ciudades y vidas humanas, también devastan el medio ambiente. Desde suelos contaminados hasta ecosistemas arrasados, los efectos de los conflictos pueden durar décadas. Porque sí: la guerra también mata al planeta. 🌿💣 🤖 2. El costo ecológico de las inteligencias artificiales La IA está revolucionando el mundo… pero a qué precio. Entrenar modelos consume millones de litros de agua y emite tanto carbono como una pequeña ciudad. La tecnología no es mágica: también tiene huella ecológica. 💧⚡🌫️ 🌰 3. Curiosidades del mundo – La nuez moscada y sus efectos alucinógenos Nuestra colaboradora María nos trae un dato que te hará mirar tu despensa con otros ojos: la nuez moscada, en grandes cantidades, puede provocar alucinaciones. ¿Lo sabías? Pues ahora ya no podrás olvidarlo. 😵🫙 ☢️ 4. Aprendamos de nuestros errores – El invierno nuclear, según Carl Sagan Julio repasa un error histórico: Carl Sagan sobrestimó los efectos climáticos de una guerra nuclear. Años después, reconoció su fallo públicamente. La lección: la ciencia se equivoca, pero también se corrige. Y eso la hace más fuerte. 📉📈 💡 Gancho: ¿Sabías que tus búsquedas en internet y tus asistentes de IA están dejando una huella en el planeta? ¿Y que una especia de cocina puede tener efectos psicodélicos? Este episodio te lo explica todo... con datos, humor y conciencia. 💡 Ejemplo: Si entrenar una IA gasta tanta agua como llenar una piscina olímpica, imagina lo que hace entrenar a miles. 😬💻 💡 Lección: La ciencia no es perfecta, pero es la única capaz de itir sus errores, aprender de ellos y evolucionar. Cosa que, por cierto, algunos gobiernos y gurús todavía no han aprendido... 🎙️ Dale al play y acompáñanos en este episodio donde lo invisible se hace visible… y la nuez moscada se vuelve protagonista. Síguenos en Youtube para mas contenido de ciencia: https://www.youtube.com/@lacienciadejaun?sub_confirmation=1 #Ciencia #Podcast #MedioAmbiente #Guerra #IA #ContaminaciónDigital #Curiosidades #NuezMoscada #CarlSagan #InviernoNuclear #ErroresCientíficos #DivulgaciónCientífica #LaCienciaDeJaun 5j3h1a
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Muy buenas a todos y bienvenidos a otro episodio de La Ciencia de Yaun Podcast, el lugar donde los datos hablan más fuerte que las opiniones.
Yo soy Amador.
Y yo soy Leire.
Hola, Amador.
Hoy venimos con un episodio cargado de temas que nos invitan a pensar en serio.
Porque la ciencia no sólo nos explica el mundo, también nos advierte cuando algo va mal.
Exactamente.
Y esta vez el gancho no es un chiste, sino una verdad incómoda.
La guerra no sólo destruye vidas, también arrasa con el planeta.
Hoy hablaremos de algo que a menudo se queda fuera de los titulares.
El impacto ambiental de las guerras.
No es sólo lo que pasa durante el conflicto, sino lo que queda después.
Contaminación, destrucción de ecosistemas, residuos tóxicos.
Un desastre que dura generaciones.
Y si pensabas que lo nuestro con la tecnología era 100% limpio, atención.
Las inteligencias artificiales también tienen su huella ecológica.
Entrenar modelos consume millones de litros de agua y emite toneladas de CO2.
Así que sí, tu chatbot favorito también tiene impacto.
Pero no todo es tan grave, o al menos no tan serio.
En nuestra sección Curiosidades del Mundo, María nos trae un dato que podría titularse cuando el armario de especias se pone psicodélico.
La nuez moscada tiene efectos alucinógenos y se consume en grandes cantidades.
Sí, esa que usas en las croquetas.
Aunque, por si acaso, no hagáis el experimento en casa, que para eso está la ciencia.
Para que aprendamos sin tener que comernos medio tarro de especias.
Y por último, Julio llega con otra edición de Aprendamos de Nuestros Errores.
Esta vez con un nombre potente.
El invierno nuclear, según Carl Sagan.
En su momento se pensó que una guerra nuclear acabaría con el clima global.
Pero años después, Sagan y su equipo reconocieron errores en sus cálculos.
Eso no invalida su mensaje, pero sí demuestra que la ciencia es humilde y se corrige.
Y aquí viene la lección del día.
La ciencia puede equivocarse, pero nunca se queda callada ante sus errores.
A diferencia de los discursos bélicos que se mantienen aunque el planeta arda.
Exacto. Por eso, desde aquí, como divulgadores y ciudadanos del mundo, decimos claramente NO A LA GUERRA.
Porque no solo mata, también destruye el futuro de todos.
Así que, si quieres entender cómo nuestras acciones afectan al planeta, desde una bomba hasta una pregunta a la IA, este episodio es para ti.
¡Empezamos! Hoy vamos a hablar de algo que no sale en las portadas, pero debería.
Porque más allá de los misiles, de los titulares y de las cifras de víctimas, la guerra deja otra herida, invisible pero persistente.
La del medio ambiente.
Exacto. Es el daño que no explota, que no arde, que no se transmite en directo, pero que se queda durante generaciones.
Y para muestra, la presa de Kakovka, en Ucrania.
Su destrucción liberó más de 83.000 toneladas de metales pesados.
Sí, has oído bien. 83.000.
Una auténtica bomba tóxica a cámara lenta.
Lo que algunos llaman daño colateral, pero que en realidad es una herencia venenosa para quienes ni siquiera han nacido aún.
Y ojo, porque esto no es un caso aislado ni reciente.
Si miramos atrás, hay ejemplos para echarse las manos a la cabeza.
Has oído hablar de la Zona Roja en Verdun, Francia.
Más de un siglo después de la Primera Guerra Mundial, todavía hay zonas donde el 99% de la vida vegetal no puede crecer por los niveles de arsénico, y hasta 300 bombas sin explotar por hectárea.
Por hectárea. Es como intentar plantar tomates en un campo minado, literalmente.
Y volviendo a Kakovka, además de los metales pesados, se liberaron 450 toneladas de combustibles de centrales eléctricas y gasolineras inundadas.
¿Y dónde? En una región que históricamente fue conocida como el granero de Europa.
Es decir, ya no es sólo un tema de ecología.
Es seguridad alimentaria, salud pública y sostenibilidad futura.
Es lo que pasa cuando cambiamos el pan por pólvora.
Y los impactos son brutales.
La doctora Oleksandra Shumilova, que lideró el estudio, lo explica clarito.
Estos metales pesados pueden causar cáncer, daños neurológicos, trastornos endocrinos y problemas congénitos.
O sea, el daño no se va cuando se apaga.
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