🧠 Ep. 11 🍽️ Chimpancés físicos, plantas trepadoras y el “error” de Einstein 4914p

Muy buenas a todos y bienvenidos a un nuevo episodio de La Ciencia de Yaun Podcast.

Yo soy Amador.

Y yo soy Leire.

Hola Amador, ¿listo para el episodio número 11? Porque hoy traemos ciencia para el cuerpo, para la mente y hasta para los árboles.

Exactamente. Empezamos con una pregunta que está en boca de muchos.

¿Es más efectivo el ayuno intermitente 4 a 3 que contar calorías todos los días? Y no, no vamos a venderte una dieta milagrosa, solo a explicarte lo que dice la ciencia.

Que por cierto, si la ciencia dice que ayunar puede ser más útil que pesar cada hoja de lechuga, quizás haya esperanza para todos los que odiamos la báscula de cocina.

Tal cual. Y de ahí pasamos a una noticia que nos encanta.

Chimpancés que no solo usan herramientas, sino que comprenden las bases de la física para fabricarlas.

Es decir, niños humanos, apurad que los primos nos están alcanzando.

Si un chimpancé entiende la palanca mejor que ciertos adultos que creen que la tierra es plana, es hora de reflexionar.

Luego en nuestra sección Curiosidades del Mundo, María nos trae un dato que parece salido de una fábula.

Una de cada diez plantas crece sobre otra planta.

Sí, hay plantas plantándose en otras plantas.

El reino vegetal también tiene sus trucos.

Y cerramos, como siempre, con nuestra sección Aprendamos de Nuestros Errores, donde Julio nos recuerda que hasta Albert Einstein se equivocó.

¿Te suena la constante cosmológica? Él la llamó el mayor error de su carrera.

Aunque luego resultó que quizás no era tan error.

Y esa es la clave de todo esto.

La ciencia no se basa en tener siempre razón, sino en estar dispuesto a corregirse.

Aunque seas Einstein, porque a diferencia de ciertas creencias sin evidencia, la ciencia tiene la decencia de revisar sus propios pasos, aunque duela.

Así que si quieres entender cómo ayunar sin obsesionarte, cómo los chimpancés nos dan lecciones de lógica, y cómo incluso los genios meten la pata, este episodio es para ti.

¡Empezamos! Hoy vamos a empezar con una pregunta incómoda.

¿Y si el problema no es lo que comemos, sino cuándo lo comemos? Porque según la ciencia puede que no necesitemos contar calorías como si fueran Pokémon, sino aprender a dejar el tenedor unos días sí y otros no.

Exacto.

Porque un nuevo estudio está sacudiendo el mundo de las dietas con una propuesta que suena más a calendario que a nutrición.

El ayuno intermitente, 4-3.

Tres días comes poco, cuatro días comes normal.

Y aparentemente tu cuerpo te lo agradece.

Y lo mejor, no hace falta pesar cada hoja de lechuga ni leer etiquetas como si estuvieras resolviendo un jeroglífico egipcio.

Que ya era hora, ¿no? Porque contar calorías todos los días puede volverte loco.

Yo lo intenté una semana y acabé soñando con tablas nutricionales, literalmente.

Pues atentos, porque el estudio comparó dos grupos durante un año.

Uno haciendo la típica dieta de restricción calórica diaria y otro siguiendo este modelo 4-3 de ayuno intermitente.

¿El resultado? El grupo del ayuno perdió más peso y mejoró más su salud.

Un 7,6% de pérdida de peso frente al 5% del grupo clásico.

Puede que no parezca mucho, pero eso es más de 2 kilos extra en alguien que pesa 90.

Y no estamos hablando de modas.

Es un ensayo bien diseñado y con seguimiento profesional.

Y no solo bajaron kilos, también mejoraron en colesterol, glucosa y presión arterial.

O sea, no solo adelgazaron, estaban más sanos.

Ahora bien, no es magia.

Durante los tres días de restricción reducían un 80% de las calorías.

Pero tenían apoyo, a gimnasios, seguimiento regular y educación nutricional.

O sea, no era haz ayuno y que la fuerza te acompañe.

Y durante los cuatro días normales no era barra libre de donuts.

Tenían guías para mantener una alimentación saludable.

Flexibilidad sí, locura no.

Y lo mejor es que tras las primeras semanas la mayoría dijo que el hambre y el mal humor disminuyeron.

El cuerpo se adaptó.

Vamos, que no es tan dramático como parece desde fuera.

Y si lo piensas, nuestros ancestros vivieron con ciclos naturales de ayuno y abundancia.

Cazaban, comían y luego pasaban días sin atracarse con nachos.

Quizá el cuerpo está más preparado para esto de lo que creemos.

Eso sí.