Dalí Místico: Existencia de Dios e inmortalidad. Evidencias científicas | Salvador Ortells Rosell 6q2319

Bueno, buenas tardes a todos. Lo primero, evidentemente, es agradecer vuestra presencia, tanto la física como la virtual, de la gente que nos verá en YouTube. Es curioso porque cuando la gente dentro de unas semanas, incluso dentro de unos años, vea esta conferencia, hará un viaje al pasado, probablemente sin ser consciente de ello. Como decía Vicente, en la primera conferencia traté de aproximarme a las claves ocultas de los cuadros de Dalí. En la segunda fuimos a su personalidad, vimos los elementos que habían configurado su personalidad, el andamiaje moral y excéntrico del personaje, y esta conferencia yo creo que es la más difícil de todas. Es el mayor reto, que es Dalí místico, existencia de Dios e inmortalidad.

Para mí siempre es un gran honor participar en este prestigioso foro y antes que nada quería felicitar al alma mater de este sueño hecho realidad, que es Vicente Bosch, también al equipo técnico, al equipo de prensa y, por supuesto, al equipo de infografía, que en cada conferencia hace una obra de arte. Os lo digo yo que me gusta mucho el arte y la verdad es que es espectacular lo que están haciendo. Fijaos, me gustaría que a final de la conferencia al menos me aproximara a lo que la editora de Muy Interesante, que tuvo la gentileza de prologar mi libro, dice en su última frase. Nos dice, comienza un viaje fascinante en un mar de curiosidades que a buen seguro les sorprenderá e incluso les desconcertará.

Esta tarde, hoy aquí en el Ateneo Mercantil de Valencia, realmente no pretendo convencer a nadie, no pretendo decir grandes verdades universales, no pretendo ser ningún gurú. Lo único que trato humildemente es de compartir un gran mensaje de esperanza y es que después de las sentencias que luego comentaremos de Dalí, pues al final resulta que va a ser verdad, que somos eternos, que volveremos a encontrarnos con nuestros familiares fallecidos, que la inmortalidad existe y que Dios hay evidencias. Las evidencias vienen porque hay muchos indicios que Dios existe. Os propongo un plan de inmersión.

Esta vez no vamos a recurrir a un submarino, tenemos que ir a un batizcafo porque vamos a profundizar al universo más insondable, al océano de las inquietudes más ocultas, existenciales y vitales de Salvador Dalí. También os propondré algunos libros, por si alguien tiene interés, en profundizar en alguno de los estudios que he realizado. Y como siempre también comentar alguna anécdota. En la conferencia anterior os comenté una anécdota de Einstein con su chofer. Vuelvo a recurrir a Einstein, pero esta vez relacionada con Charles Chaplin. ¿Y por qué recurro a Einstein? Pues porque esta conferencia hay alguna parte que es un poco más complicada y lo vais a entender. Fijaos, cuando Charles Chaplin estrenó la película Luces de Ciudad, invitó al estreno a Albert Einstein.

La película Luces de Ciudad es una película en blanco y negro y muda. Cuando acabó la película, Einstein le dijo a Charlotte, oiga, usted es extraordinario. Hora y media usted no dice nada y todo el mundo le entiende y todo el mundo le ira. Y Charlotte dijo, perdone, don Alberto, lo suyo sí que tiene mérito. A usted nadie le entiende y todo el mundo la ira. Fijaos, os voy a comentar los resortes emocionales que me han llevado a mí a escribir el libro. Es un ensayo incluso a venir aquí por tercera vez. Las claves son esperanza, pasión y curiosidad. Creo que esto es lo que mueve al mundo.

Y voy a recurrir a dos mitos de la historia universal. En primer lugar a Martin Lutherkin, que hizo una frase que yo me identifico totalmente y nos dice, si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano. Y la segunda es de Beethoven, que nos dice, tocar una nota equivocada es insignificante. ¿Esto qué quiere decir? Que todos nos podemos equivocar. Incluso yo hoy aquí, en las respuestas que voy a dar, me puedo equivocar. Pero lo importante son las preguntas. Y evidentemente luego Beethoven nos dice, lo que es inexcusable es tocar sin pasión.

Esto sí que no se perdona. Uno se puede equivocar, pero debe transmitir su mensaje con entusiasmo. Y al final, entre tener razón y ser feliz, pues yo creo que todos nos quedamos con ser feliz.

Fijaos, hay tres frases que a mí me hacen cambiar la vida.