Dalí: El personaje | Salvador Ortells Rosell 2j1340

Bueno, buenas tardes a todos. Lo primero era, por supuesto, agradecer vuestra asistencia, también la asistencia virtual de toda la gente que nos seguirá por YouTube y, bueno, que sepáis que para mí es un gran honor el poder participar en un foro tan prestigioso como es este, como es el de la Ateneo. Recogí el guante que me lanzó Vicente al acabar la anterior conferencia y voy a tratar de aproximarme al personaje. Esta es una tarea tan complicada como la de tratar de desencriptar los misterios que Dalí ocultó en sus obras, porque no se sabe muy bien cuándo empieza el personaje, cuándo sigue la persona y cuándo empieza el artista.

Dalí entra en comunión con su propio surrealismo y al final es muy difícil separar de lo que es el Dalí persona del personaje del artista, pero es lo que vamos a tratar de esta tarde aclarar algunos conceptos. Como siempre digo, mi objetivo es que cuando acabe esta charla, pues que penséis que han merecido la pena pasar un rato con nosotros aquí en el Ateneo. Fijaos, hay pocos casos en la historia en los que una persona genera tanta fascinación por su carisma, por la personalidad, por su magnetismo incluso superior a la obra que hace. Por ejemplo, a mí se me ocurre en política sería el caso de John Fitzgerald Kennedy. John Fitzgerald Kennedy suscita tanto interés la persona como la actividad que desarrolló. En música sería John Lennon. John Lennon también es una persona tremendamente interesante.

O por ejemplo, podemos hablar de Gandhi, otra persona también muy importante. Y Dalí es un ejemplo paradigmático. Fijaos que Dalí solía decir que hablen de mí aunque sea bien. Era una de sus frases preferidas. Evidentemente para mí, que Dalí es un mito, no puedo hacer otra cosa nada más que hablar de Dalí. Yo tengo un amigo que siempre me dice, el que busque miserias en los demás, que mire hacia sus adentros. Luego voy a evitar cualquier referencia escatológica de mal gusto sobre el personaje, porque al fin y al cabo era un ser humano, aunque yo tengo alguna duda también al respecto. Fijaos, Dalí que tuvo reconocimiento mundial, más en Estados Unidos incluso que en España o en Europa. De hecho, el segundo museo más importante de Dalí está en Florida, en San Petersburgo.

Fue el primer español que apareció en la portada de la revista Time y paradójicamente Barcelona tiene aún pendiente el homenaje a su catalán más universal, probablemente junto con Gaudí y Monserrat Caballé. Este hecho contrasta con que en Bolivia, y aprovecho para saludar a nuestros amigos y hermanos hispanohamericanos, os he puesto aquí una foto porque en Bolivia nada más y nada menos que han puesto a un desierto el nombre de Salvador Dalí, que él nunca llegó a conocer. Pero para que veáis la trascendencia del personaje, que llegan a ponerle hasta un desierto y en Barcelona todavía hace falta que pongan o una calle o una fuente o alguna referencia al personaje. Os voy a comentar el plan de vuelo.

Me gusta un poco adelantaros de qué va la conferencia. En primer lugar, os voy a hablar de los hitos, en mi opinión vitales, son los resortes emocionales que hacen que la personalidad de Dalí se moldee y se fragüe. Luego os comentaré de dónde se inspira, tanto a nivel personal como profesional, y también os comentaré anécdotas, no sólo de Dalí, porque no quería renunciar a compartir algunas anécdotas que no son de Dalí, pero que yo creo que os van a gustar. Respecto a las conferencias, ya que estamos en una de ellas, pues Dalí en alguna decía, esta conferencia va a ser tan breve que ya ha terminado. ¿Alguna pregunta? Claro, esto genera desconcierto.

En otra charla le preguntaron, señor Dalí, ¿es verdad que usted no paga impuestos? Y dijo, ese tema lo lleva a gala y como la conferencia la doy yo, ella no va a decir nada. Pero os quiero comentar una anécdota de Einstein y de su chofer, también relacionada con las conferencias, que yo creo que os va a gustar. Fijaos, probablemente sea una leyenda.

Cuando Einstein desarrolló la anterior relatividad, recorrió todo el mundo dando conferencias. Claro, nadie preguntaba nada porque nadie entendía nada. Entonces, parece ser que su chofer le dijo, don Alberto, cuando usted quiera, yo que me la he aprendido como un papagayo, yo me caracterizo como usted, yo en algunas salas...