La Base 2x32 | Italia, referendum contra el silencio p292f

Y el gobierno italiano dio a conocer la aprobación de un decreto ley que cambia los requisitos para acceder a la ciudadanía italiana.

A partir de ahora solo personas que tengan padres o abuelos nacidos en Italia podrán optar por la nacionalidad de ese país.

La medida afecta a varios países latinoamericanos que recibieron migrantes italianos a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, pero especialmente a los argentinos.

Cuando la gente se mueve logra cosas.

Es verdad que a veces ese movimiento, esa articulación y esa posible victoria puede tardar en concretarse.

En la disputa política, sin embargo, un objetivo planteado no siempre se alcanza, pero eso no quiere decir que hablemos de una derrota.

La disputa de los sentidos comunes, de lo que aceptamos y de lo que combatimos se da en un pulso político donde el poder popular tiene muchísimo que decir.

Los pulsos políticos permiten cimentar sentidos comunes, arraigar preguntas, ideas y sin duda disputar la hegemonía.

Algo de esto está pasando en Italia.

El próximo domingo 8 y lunes 9 de junio el pueblo italiano está llamado a las urnas para participar en un referéndum que llega por una iniciativa popular.

Es decir, que el proceso ha conseguido ser avalado por las firmas requeridas para salir adelante.

En concreto, debían conseguir 500.000 para que el referéndum viera la luz.

Han logrado, sin embargo, recabar 2 millones de firmas.

¿Que no se puede? Cuando se quiere y la gente se mueve, claro que se puede.

Pero la clave no es solo el despliegue amplio de apoyos para que el referéndum se pusiera en marcha, sino que la vemos en aquello que pregunta.

Nos encontramos ante una consulta cuyos detalles abordaremos en este programa, pero la clave es, insisto, qué nos dicen del momento político italiano y europeo que iniciativas así salgan adelante.

El referéndum o los referéndums, porque se trata de 5 preguntas, preguntarán a la ciudadanía la derogación total o parcial de leyes.

Cuatro vinculadas a derechos laborales y una vinculada a derechos ciudadanos.

Y esto ya nos da una pista.

Hablamos de una iniciativa popular que pone en el centro preguntas relacionadas directamente con los derechos de la gente, derechos que se encuentran en un sistemático deterioro y que encuentran la bestialización del modelo capitalista su razón.

Los italianos votarán si derogar parcial o totalmente leyes que suponen un obstáculo para el ejercicio de sus derechos laborales y también en materia de ciudadanía.

Es decir, uno de los temas fundamentales en clave de la actual disputa ideológica en Europa, derechos de los y las migrantes.

Pero no solo esto, esto va mucho más allá.

Han pasado ya seis años desde que el entonces ministro del interior italiano Matteo Salvini bloqueara el desembarco de personas que iban a bordo del barco de la ONG Open Arms.

Durante casi tres semanas, estas personas estuvieron obligadas a permanecer a bordo del barco frente a la isla de Lampedusa.

Algunos años después, la justicia absolvió a Salvini por esta acción violenta, ojo, ejercida desde un cargo público.

Pero eso no quita que lo ocurrido fuera penalizable en términos sociales y que pusieran en el centro del debate no solo los derechos de las personas migrantes, sino sobre todo la violencia institucional con la que Europa opera contra estas personas desde hace demasiado tiempo.

Pero aunque seis años han pasado, la situación no ha mejorado, por el contrario, ha recrudecido.

Hoy gobierna la sucesora de Mussolini en Italia y, por tanto, no ha de extrañarnos que las políticas antiderechos hayan cobrado un nuevo tenor.

Esto ha pasado en diversas áreas, donde las leyes que antes protegían han pasado a desproteger en el mejor de los casos y a atentar contra derechos en el peor.

Pregúntenle a las mujeres, al colectivo LGTBIQ+, a las personas trans y, por supuesto, a las migrantes.

Este referéndum, con un especial acento en materia de ciudadanía, entra en escena entonces como una respuesta a las políticas antiderechos en Italia.

Y el contexto es relevante, de hecho, en términos políticos el referéndum supone también una respuesta a la nueva ley de seguridad defendida por Giorgia Meloni y ratificada por el Parlamento.

Una ley que, por supuesto, atenta contra los derechos de las personas migrantes, pero que en realidad atenta contra todos aquellos que quieran ejercer derechos políticos, como protestar o manifestarse.

Y lo hace al amparo de esa palabra que nos suena de algo, seguridad.

Esa palabra con la que en Europa se justifica, por ejemplo, el plan de rearme, un plan que sabemos que supondrá el recorte de facto en materia económica, pero también política.

Porque si necesitas invertir en seguridad, será porque algo la amenaza.

Y esta es precisamente la narrativa que construye Europa.

Una narrativa que busca construir un otro amenazante.

Y ese otro puede ser cualquiera.

Son los rojos, los comunistas, los moros, las feminazis radicales, los antifascistas, los jóvenes que protestan por educación pública de calidad, las activistas contra el cambio climático o, por supuesto, los que se solidarizan con el pueblo palestino, al que quieren eliminar de la faz de la tierra.

Pero la narrativa se cuela y de pronto estos otros justifican una serie de acciones, desde armarnos hasta los dientes hasta criminalizar la protesta, porque necesitamos, ojo, seguridad.

En esta narrativa falaz hay una consecuencia adicional como respuesta a estas mentiras.

La ruptura, el quiebre o la fractura de un artículo.