Audiosesión de meditación guiada #230 4t2h5l

Nos iremos preparando desde la postura en la que nos permitimos un momento escuchar desde las sensaciones corporales como el presente se expresa a través de cualquier realidad corporal de momento. Si hay necesidad de movimiento recolócate ese tiempo necesario y conveniente, no tengas ninguna prisa. Te sugiero que coloques la espalda bien derecha, los hombros un poquito hacia atrás, ese pequeño muy leve recogimiento cervical aproximando un poquito la barbilla hacia el pecho, cerramos los ojos. Observemos esa expresión también aquí ahora a través del ánimo de ese cuerpo más sutil emocional.

Si hay algún tipo de inquietud, de desánimo, de euforia, observa como detrás es posible que te sorprenda un contenido mental que apoya siempre. Ese estado emocional está condicionado por un estado mental. Todo pensamiento genera una huella anímica emocional y sabemos que la práctica externa, previa a la práctica de meditación, interesa que vaya atenuándose toda la información que de una manera u otra mejor, más consciente llega a cada cual y esa atenuación hace que experimentemos una clara sensación de equilibrio.

No es teórica, hay equilibrio cuando no hay exacerbación en ningún aspecto de manifestación corporal, emocional o mental. La sensación podemos decir que irá siendo más lineal, más neutra, menos apasionada por lo tanto, menos sostenida por un constructo personal, egoico… Y en este sentido, llevemos la atención plenamente hacia aquel objeto que adquiere protagonismo en la práctica externa. Recuerda que llamamos despersonalización a la realidad palpable, experiencial en la que ese protagonismo personal se va diluyendo y el protagonismo, de una forma preeminente, lo adquiere el objeto.

Más tarde continuaré con lo que sabemos sucede en la práctica interna. De momento, advirtamos ese modo en el que el objeto resalta por encima de todo lo demás en esta ocasión. El objeto que atendemos es el rostro. Lleva la atención a la sensación corporal del peso de los párpados. Con los ojos cerrados, ubicamos la zona de la frente, en el espacio, en relación con el resto del cuerpo. Esa propia percepción como manera que tiene nuestro cuerpo.