8X96 (17/03/2025) Hay Alguien Ahí... y Sabrina Carpenter destapa un caso de corrupción 472k3n

¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Este lunes, miles de viajeros han respirado aliviados al saber que la huelga de Renfe y Adid quedaba desconvocada en el último momento.

Un acuerdo entre el Ministerio de Transportes y los sindicatos ha evitado el caos en estaciones y andenes, asegurando la integridad de las empresas públicas y las condiciones laborales de sus trabajadores.

Pero aunque este pacto ha frenado la protesta de momento, no podemos obviar las razones de fondo que la provocaron.

El conflicto tiene un trasfondo mucho más complejo de lo que parece.

La cesión de Rodalíes, en el servicio de trenes de cercanías en Cataluña, ha sido el detonante de la tensión.

Los sindicatos temían que este traspaso abriera la puerta a una fragmentación de Renfe y Adid, generando incertidumbres sobre los derechos de los trabajadores y la calidad del servicio.

Al final, el acuerdo alcanzado garantiza que Renfe seguirá operando Rodalíes, pero las dudas sobre el futuro del servicio ferroviario en España siguen sin resolverse.

Y es que el problema de fondo no es solo quién gestiona los trenes, sino el estado en el que están.

Rodalíes lleva años siendo un foco de quejas, averías constantes, retrasos injustificables, trenes abarrotados y una infraestructura que claramente necesita mejoras.

Pero esto no es solo un problema de Cataluña.

En Madrid, por ejemplo, la línea 6 de Metro, por obras, ha empeorado la situación.

Miles de madrileños que dependen del transporte público han visto como sus desplazamientos diarios se complicaban aún más por un servicio de cercanías que no da abasto.

Y si hablamos de las zonas rurales, la situación es aún peor.

En muchas regiones, las líneas de tren han desaparecido directamente, dejando a los ciudadanos sin alternativas de movilidad eficaces.

Aquí es donde entra la gran pregunta.

¿Se está apostando realmente por el tren como medio de transporte público y sostenible? Se nos llena la boca hablando de la lucha contra el cambio climático, de la necesidad de reducir el tráfico y de fomentar el transporte público.

Pero ¿cómo se va a conseguir eso si las infraestructuras no están a la altura? La alta velocidad es una maravilla, sí.

Pero no puede ser el único objetivo.

Mientras se inauguran líneas AVE con billetes que no todo el mundo puede permitirse, los trenes que la mayoría de los ciudadanos usan cada día siguen deteriorándose.

El tren es un servicio esencial para mucha gente y no podemos permitir que siga siendo un juego político.

Cercanías y media distancia deberían ser una prioridad, no algo que solo se atiende cuando hay huelgas o protestas.

Hoy todo sigue funcionando, pero si no se invierte de verdad en mejorar el servicio, la próxima crisis está a la vuelta de la esquina.

Y cuando llegue, volveremos a ver soluciones improvisadas que solo calmen el problema unos días o un cambio real que garantice un tren público de calidad.

La huelga se ha evitado, sí, pero el problema sigue ahí.

¿Cuánto más vamos a esperar para solucionarlo? Comenzamos un lunes más con Olinda Honorio en Piquito de Oro.

Ana Zaragoza nos ubica en Ubiquémonos.

Y luego Santi Morel nos trae un poquito más de Galicia.

El programa lo va a terminar Miriam Bengoa en Onda Fagota.

Yo soy Violeta Cerro y ¿hay alguien ahí? Sí, pues comenzamos.