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2x03 El crimen de Laura Luelmo. El Campillo, Huelva (2018)

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17/4/2025 · 35:51
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Descripción de 2x03 El crimen de Laura Luelmo. El Campillo, Huelva (2018) 5e6225

Siempre nos han dicho "ten cuidado cuando vayas sola" "no te fíes de nadie" Las mujeres somos el blanco de muchos crímenes, la victimología preferida de los perturbados, y es triste saber que mucho tienen que cambiar las cosas para que dejemos de estar en peligro. Laura Luelmo se había mudado a El Campillo, en Huelva, para cumplir su sueño de ser maestra, pero una tarde de diciembre desapareció sin dejar rastro. Cuando fue encontrada, todo apuntaba a un vecino, un hombre llamado Bernardo Montoya que tenía graves antecedentes. Podría haberse evitado, quizá un simple aviso hubiera bastado, pero este es un error que, por desgracia, se comete demasiado a menudo. En la sección ADENDA hablaremos de los crímenes por impulso sexual y repasaremos otros casos conocidos. . ¿Eres una mente curiosa? Entonces, este es tu sitio. Más contenido en Instagram: @menscriminalis Tiktok: @menscriminalispodcast Ko-Fi: https://ko-fi.com/menscriminalis Correo electrónico: [email protected] d6j1r

Lee el podcast de 2x03 El crimen de Laura Luelmo. El Campillo, Huelva (2018)

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Hola, mentes curiosas. Bienvenidas a este tercer episodio de la segunda temporada de Ments Criminalis. Un podcast de crímenes, como sabéis, en el que os cuento casos reales de España y de Europa. Yo soy Patri y la psicología y el true crime son mi pasión.

Y tengo que decir que una de las cosas que más me cuesta, más que documentarme y redactar estos guiones, es escoger qué caso os voy a relatar en el siguiente episodio. Cuando comencé este proyecto, que muy pronto hará un año de eso, pensaba que no iba a tener material suficiente si me limitaba a España, así que quise extender el ámbito de acción a Europa también. Y es cierto que hay casos de otros países de Europa que son muy interesantes.

Un par en mente y espero traerlos pronto, pero no sabéis lo mucho que da de sí la crónica negra española. Es increíble los casos que hay y que siempre, incluso después de tantos años interesada en el tema, descubro alguno que no conocía. Y no me entendáis mal, ni me alegro de que haya crímenes ni pienso que España sea un país peligroso.

Todo lo contrario, de hecho, España es un país seguro. Según un informe del Ministerio del Interior del año pasado, 2024, la tasa de criminalidad en España está en 41.0 delitos por mil habitantes, en la banda más baja de la serie histórica, una de las más bajas del mundo. Y si estos delitos los limitamos sólo a los graves, a los asesinatos, homicidios, agresiones, etc., pues son muchos menos.

Lo que es posible es que en este país seamos mucho de analizar las causas, de querer entender los porqués. Y creo que está en nuestro carácter, el indignarnos mucho cuando algo sucede, el gritar a los cuatro vientos cuando hay una tragedia y alguien sufre, o alguien causa sufrimiento. Somos muy pasionales, en el buen y en el mal sentido. Y algo así sucedió en el caso que os traigo hoy.

Personalmente es un caso que, cuando saltó a las noticias, recuerdo haber sentido una conexión fuerte con él. Me estremecí pensando que aquello podría pasarle a cualquiera, podría pasarme a mí. Y el miedo y la pena se me quedaron muy dentro. Y es un fastidio tener que itir que este es un tipo de crimen que sé que nunca se podrá erradicar del todo, porque lo causa una motivación intrínseca de la propia sociedad. Algo tan estructuralmente arraigado dentro de la humanidad que, por mucho que se luche para prevenirlo, por mucho que se eduque, siempre es posible que salga a la luz el instinto más primario e irracional.

Porque siempre habrá alguien capaz de hacer daño a otra persona más débil para satisfacer los deseos propios, deseos sexuales que no controla porque no ha aprendido a hacerlo o porque no quiere aprender. Porque le han enseñado que, si lo quiere, lo puede coger sin permiso. Y aunque luego le puedan castigar por ello, lo siente como un derecho.

Son los demás, la sociedad, la justicia, los que se equivocan en su cabeza. Es incluso culpa de la víctima, porque estaba donde no debía cuando no debía. Si esto te indigna, prepárate mente curiosa, porque si como yo te sientes cercana a este tipo de delitos de los que somos víctimas las mujeres, esto te va a cabrear. Hoy os cuento el crimen de Laura Luelmo.

Me gustaría en primer lugar hablar de la que, por desgracia, es la protagonista de este caso. Porque, por lo que he podido conocer a través de ella en su propia web y por el movimiento social que su muerte desató, la verdad es que era una persona excepcional.

Laura Luelmo Hernández nació el 16 de septiembre de 1992 en Zamora. Era hija de padres funcionarios El padre era ingeniero agrónomo en la Junta de Castilla y León, en Zamora, y estaba recién jubilado. Y ella, su madre, era trabajadora del servicio de empleo en Zamora. Tenía además dos hermanos, chico y chica. Desde temprana edad, Laura mostró una inclinación no tan

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