119 - "LLEGADA A LA ISLA DE MALTA" Hechos 28, 1-10 1c2e4n

Buenas tardes a todos. Bienvenidos a un nuevo episodio de la Sagrada Escritura en profundidad.

Buenas tardes, como siempre. Estamos en la charla 119 y estamos al fondo ya, al acabar. Estamos ya acabando, verdaderamente esta vez sí. Yo creo que me falta una charla más y empezamos otra cosa, porque este es el capítulo 28 de los Hechos de los Apóstoles. Recuerden que en la última charla yo les expliqué que la tempestad era enorme cuando de repente a medianoche ven tierra. Entonces, deciden que tal vez es mejor que esperen hasta que se haga de día para ver si está muy lejos o muy cerca y cómo es esa ensenada, esa tierra que ven.

Y dónde están, porque no saben. Entonces, lo que ocurrió fue que se acercaron, cuando se hizo un poco de día, se acercaron y el barco embarcó. Entonces, la proa se fue para adelante y ellos ya saltaron a tierra, perdón, saltaron a tierra pero desde el barco, claro. O sea, que los que sabían nadar llegaron y los que no sabían nadar pues a través de tablones de la madera del barco tuvieron que llegar, pero llegaron.

Entonces, el texto dice, capítulo 28 de los Hechos de los Apóstoles, versículo 1. Una vez a salvo, reconocimos entonces que la isla se llamaba Malta. Bueno, o sea, que llegaron a Malta. Imagínense ustedes, Malta está al sur de Italia y al norte de África, porque es que podían estar perdidos completamente. Les dejamos en Creta, que es una isla griega. Entonces, la tempestad les arrastra hasta Malta. Ya les he dicho esto, que está al sur de Italia, al norte y a la altura de Libia, al norte de África, a la altura de Libia.

Y decirles también que Malta, la isla de Malta, actualmente tiene medio millón de habitantes y que está dentro de la Unión Europea. Ellos funcionan con el euro. Antes de seguir explicando, vamos a rezar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. Y no nos dejes caer en tentación. Líbranos del maligno. Amén. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Continuamos. Sí que sepan que llegan a Malta. Entonces, dice el texto, los nativos nos mostraron una humanidad poco común. ¿Cómo? Les demostraron, encendieron una hoguera y nos hicieron acercar a todos nosotros a causa de la lluvia que caía y del frío. Esta gente, los habitantes de esta isla, ellos hablaban en púnico. Púnico es la lengua que se hablaba en Fenicia. Entonces, esto Pablo lo entendía, entendía el púnico. Porque recuerdan que cuando tomaron el primer barco para ir hacia Roma, como iban costeando, llegaron hasta Sidón.

Y en Sidón el centurión le dio permiso para que fuera a visitar a la comunidad cristiana que había en Sidón. O sea, que él hablaba y entendía el púnico. ¿De dónde venía esta gente? En ese momento era el primer siglo, el primer año, los 100 primeros años del cristianismo. ¿De quién dependía esta isla? Pues esto dependía de Roma, claro. Pertenecía al Imperio Romano. Y quien lo representaba era el representante del representante de Sicilia. O sea, Sicilia era mucho mayor como isla.

Entonces tenía un representante de Roma allí. Y en Malta había un representante de este representante. Era mucho más pequeña la isla, se entiende. Hay un momento dado en que Lucas llama a esta gente bárbaros. Pero no los llama bárbaros en sentido del comportamiento. Los llama bárbaros porque no saben ni griego ni latín. En este sentido lo dice. Entonces, dénse cuenta de una cosa aquí. Fíjense cómo los reciben. Les metieron una hoguera y los hicieron acercar.