El Protobarberato, las sangrías y otras cosas de barberos 5i4t3t

Pues ahí estamos, una semana más en Hoy por Hoy Asturias, a esta hora de programa.

Tenemos que saludar como siempre a Onofre Alonso, que ya nos acompaña aquí para abrirnos este Asturias paso a paso.

¿Qué tal Onofre, cómo estamos? Muy buenas.

¿Cómo te vas? Bien, ¿no? Muy buenas, José Manuel, encantadísimo, como siempre estaré.

Como debe ser.

Bueno, siempre, cada semana Onofre nos lo plantea, casi casi a modo de adivinanza, a ver por qué territorios nos hace circular durante los próximos minutos, puede ser cualquier cosa, ya lo saben, hemos hecho geografía, historia, fauna, flora, personajes, patrimonio, no sé, no sé, digo yo, por dónde vamos a ir hoy, Onofre, a ver.

Igual te lo pongo un poco difícil, de malo, luego ya igual vas andando con ello, pero no lo sé.

Bueno, bueno, a ver, a ver.

Voy dando una pista, mira, vamos a hablar de la historia de una actividad o profesión que es muy común en nuestra sociedad y que está, yo creo que últimamente está bastante en alza, yo cada vez veo más y más moderno todo, sí, como muy...

O sea, una profesión.

Sí, sí, sí.

Vamos por la calle y lo vemos.

Bien, vale, muy bien.

Vale.

Tiene que ver con nuestro aspecto.

Vale.

Vale.

Digamos que nos acicalan según nuestros gustos, modas, tendencias, incluso creencias, bueno, hay una parte de, ya te digo, acicalarnos.

Ya te digo, bueno, no, de momento no doy con ello, puedes seguir, aporta una prueba más adelante.

Esta profesión, ya en época de Reyes Católicos, los Reyes Católicos, digamos que para controlar esta profesión se creó el protobarberato.

El protobarberato.

Luego nos contarán.

Es una pista casi fundamental, fíjate, pero bueno, por ahí van a ir los tiros, explica más a ver.

Sí, porque fíjate, ya en el siglo XVI estos profesionales realizaban funciones no tan relacionadas con el aspecto, sino que con la salud, hacían, digamos, un poco de todo ahí.

En esta época había en toda España y lógicamente en Asturias lugares donde, aparte de afeitarse y cortar el pelo, podrías hacerte algún tipo de cirugía, no sé si en manos de los profesionales más adecuados.

En aquella profesión de barbero cirujano.

Sí, efectivamente, efectivamente.

Digamos que hay un momento en la historia que el Estado oficializa leyes en esta profesión, pero gracias a Felipe II, que por cierto nunca visitó Asturias y en este caso tuvo una preocupación por nuestra comunidad y dotó a estos profesionales de una cierta ligereza, de una especie de beneplácito en seguir haciendo esto, que nos lo van a contar ahora.

Ah, bien, bien, tengo curiosidad yo por saber esto.

Vamos a hablar de los barberos sangradores.

Barberos sangradores.

Bueno, una relación tiene, pero ahora seguro que nos lo explican mucho mejor, ¿no? Sí, nos lo van a explicar muy bien porque trae tela esto, ¿eh? Sí, sí, sí.

A ver, a ver.

Bueno, pues hoy voy a tener la gentileza de acercarse aquí a los estudios de la cadena a ser Arancha Margolles, que entre otras muchas cosas es historiadora y comunicadora y que sabe mucho sobre la historia de los barberos sangradores de Asturias.

Muy bien.

Oye, Arancha, ¿qué tal? Muy buenas.

Bueno, muy encantada de estar aquí.

Además es con una historia tan… Sí.

Iba a decir emocionante, no, emocionante no demasiado, pero bueno, curiosa por lo menos e inquietante.

Sí, porque el papel de los barberos a lo largo de la historia ha tenido su enjundia, ¿eh? Hombre, fijaos cómo están, por ejemplo, en películas, en musicales, ¿no? Como ese Sweeney Tooth, esa leyenda del barbero sangriento que tiene mucha más relación con la realidad de lo que nosotros nos pensamos.

Sí, sí.

Oye, Arancha, todo empieza sobre el año 1556, ¿no? Efectivamente.

Aunque como todo en la historia no empieza estrictamente en ese año.

Pero sí que es verdad que para los barberos de aquí de Asturias ese año es fundamental porque es el año en el que accede al trono después de la renuncia de su padre Felipe II, bisnieto de los Reyes Católicos, el cual va a lo largo de su extenso, largo reinado a tener ciertas prerrogativas para con Asturias, un lugar que, como bien dices, pues él nunca llega a visitar, recordemos que, claro, en el siglo XVI Asturias era un sitio prácticamente inaccesible y lo va a seguir siendo hasta 1852 que nos llega el tren, claro.

No había avena en aquella época de Felipe II.

Ni mucho menos.

Había unas montañas muy grandes y a Felipe II no le apetecía mucho cruzarlas.

Pero sí que estaba pendiente, por lo menos según algunos historiadores, de los problemas que nos aquejaban, que eran un poco los de toda España, toda la Castilla, pero con ciertas particularidades.

Y la de los barberos sangradores pues era una que era bastante acuciante.

Ya teníamos leyes desde el siglo XIII, con las siete partidas de Alfonso X, y habíamos tenido...