
Descripción de Paseando con Freud 63q3l
Hoy salimos del diván y nos vamos a pasear con Freud, quién se inventó el psicoanálisis y que tantos buenos momentos ha dado y no menos carteras vaciadas. Bienvenidos a este paseo a ver si conseguimos descifrar un poco como nos vendió la moto. 4x626h
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Bienvenidos al Diván Magufo, el espacio donde analizamos comportamientos, nos adentramos por los grandes enigmas de la psique, y si alguien lo necesita, le estafamos con un tratamiento pseudocientífico basado en el psicoanálisis, esa terapia que Freud se inventó para pagarse la coca.
Desde el Diván intentaremos desentrañar traumas, manías y esas verdades incómodas que nos gusta ver en los demás pero no en nosotros.
¿Necesitas un terapeuta? Ponte cómodo y prepara la cartera, aquí estamos para engañarte.
Queridos escuchantes, curiosos, escépticos, hoy una historia fascinante, hoy vamos a hablar del junkie terapeuta, el protagonista, un hombre con un bigote de campeonato y una teoría que ha influido en cómo vemos nuestra mente, el arte y hasta la publicidad.
Hoy hablamos de Sigmund Freud, el hombre que inventó el psicoanálisis para pagarse la coca.
Vamos a desentrañar cómo Freud pasó de ser médico a terapeuta estrella y cómo construyó una teoría que, aunque fascinante, está más cerca del mito que de la ciencia.
Vamos pues con Freud el magufo.
Empecemos por el principio, Freud nació en 1856 en lo que hoy es la República Checa.
Era un hombre brillante, sin duda, con un interés por entender los misterios de la mente.
En 1884, Freud descubre algo que cambiaría su vida, la cocaína.
Por entonces esta sustancia no era ilegal y se usaba como anestésico.
Freud en un ataque de entusiasmo empezó a recomendarla para todo, desde la depresión hasta el dolor de muelas, su fascinación era tan grande que escribió artículos médicos alabando las bondades de lo que él llamaba el milagro blanco.
Y aquí es donde empieza la conexión, Freud, un consumidor habitual de cocaína, necesitaba financiar su vicio.
Y así surgió el psicoanálisis, una práctica terapéutica que, aunque revolucionaria, también fue su billete de oro para el estilo de vida que quería.
El psicoanálisis se basa en una idea aparentemente sencilla, todos tenemos un inconsciente que guarda nuestros traumas y deseos reprimidos, y esos traumas explican nuestros problemas.
Si tienes ansiedad, probablemente está vinculada a tu infancia.
No recuerdas el trauma, no pasa nada.
Según Freud, el hecho de que no lo recuerdes solo confirma que está ahí.
Es como jugar un juego donde el terapeuta siempre gana.
Si encuentras el trauma, tenías razón, y si no, también.
Freud introdujo conceptos como el concepto de Edipo que, siendo honestos, suena más a un guión de drama griego que a una teoría médica.
Para él, todos teníamos deseos reprimidos hacia nuestros padres y miedos de castración.
¿Ciencia? Bueno, no exactamente, el psicoanálisis es una práctica que no cumple con los requisitos de la verificación empírica, es decir, no se puede probar que funcione de manera generalizable.
Para Freud, la mente humana era un campo de batalla dividido en tres grandes protagonistas, el yo, el ello y el superyo.
El ello es esa parte primitiva, impulsiva y caótica que busca satisfacer deseos básicos e instintivos como comer, dormir o el placer sexual.
El superyo, por otro lado, representa las normas y reglas sociales, aquello que nos dice lo que está bien y lo que está mal.
Entre estos dos extremos está el yo, el mediador, que intenta mantener un equilibrio entre los impulsos del ello y las demandas del superyo.
Según Freud,
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