Palabra de Vida: Orar pidiendo la Unidad. Juan 17,1-11a 686mo

Orar pidiendo la unidad.

Del Evangelio según San Juan.

A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús levantó los ojos al cielo y oró diciendo, Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que el Hijo te glorifique a ti, ya que le diste autoridad sobre todos los hombres, para que Él diera vida eterna a todos los que tú le has dado.

Esta es la vida eterna.

Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo.

Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste.

Ahora, Padre, gloríficame junto a ti, con la gloria que yo tenía contigo antes que el mundo existiera.

Manifesté tu nombre a los que separaste del mundo para confiármelos.

Eran tuyos, y me los diste, y ellos fueron fieles a tu palabra.

Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, porque les comuniqué las palabras que tú me diste.

Ellos han reconocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

Yo ruego por ellos.

No ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos.

Todo lo mío es tuyo, y todo lo tuyo es mío, y en ellos he sido glorificado.

Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él, y yo vuelvo a ti.

Orar pidiendo la unidad.

En Italia, durante la Segunda Guerra Mundial, a resguardo de los bombardeos aéreos, un grupo de jóvenes mujeres leía el Evangelio.

Eran Chiara Lubick y sus compañeras.

Descubrieron que era posible vivir la palabra y experimentar la alegría en medio del caos.

Compartieron el don del amor a través de la comunión de bienes y experiencias.

Descubrieron el testamento de Jesús, cuya clave era la unidad.

Nació el movimiento de los folclores, extendido por diferentes naciones, culturas, edades, condiciones sociales, convicciones religiosas y credos, con la misma petición de Jesús, Padre, que todos sean uno para que el mundo crea.

Palabra en acción, vivir la unidad.