Oráculos de muerte k2n10

RTVE Audio. Descarga la nueva app y disfruta de los programas de RNE y nuestros podcast originales. Silencio. Se habla. Una hora semanal dedicada al espectáculo y dirigida por nuestros cómicos y autores a la imaginación de los oyentes. Los magos y alquimistas se han quejado siempre de la competencia que les hacían las brujas y hechiceras y estas gemían bajo la luz de las clarividentes y visionarias.

Nadie se sorprenda entonces de que, a punto de entrar en el tercer milenio, las ciencias ocultas y los oráculos de anticipación hayan cobrado nuevos impulsos gracias a la múltiple demanda y la abundante oferta. Las ciudades más cosmopolitas sirven de personajes que tiemblan voluptuosamente cuando leen en los tarots o en las esferas de cristal el cercano futuro de sus atónitos clientes.

Hace poco tiempo en Londres sorprendieron en su casa a una aristocrática señora arrodillada rezando ante una cebolla que clavada de un gancho oscilaba como un péndulo encima de su cabeza. Recordemos que también en París existe una secta que adora a la cebolla y otra en Ámsterdam que rinde culto a los quesos fermentados y se pueden ver por los suelos los pestilentes quesos con una vela incrustada y llameante.

Estamos evidentemente en una época en que todo se comercializa, el aquí y el más allá, el ahora y el mañana. Por eso no les extrañará que en esta historia que ya comienza el protagonista saque partido de los sueños de su mujer. Total, vivir de los sueños es una manera honesta de ganarse la vida durmiendo. Oráculos de muerte, un guión de Joaquina Michatis.

Cambia, cambia de sendero. Te espera la muerte.

Apártate de ahí. Apártate.

Apártate. Gregory despertó. A su lado estaba Carrie y su esposa y parecía tener otra pesadilla. No, por favor, vete. Apártate. Gregory escuchó aquellas palabras incoherentes. Sigue soñando, sigue soñando. Tal vez podamos sacar partido de tu pesadilla. Bostezó y sacó el brazo de debajo de las sábanas. Su mujer seguía convulsionándose a su lado. Parecía una pesadilla muy desagradable.

Aléjese. No me torture más. Esto está bien. Parece que sacaremos provecho de tu sueño, Carrie.

Minutos después, Carrie despertaba. ¿Qué hora es? Las tres y cuarto. Tuviste una pesadilla. Parece que sí. ¿Te parece? La tuviste. Te escuché claramente cómo murmurabas palabras sueltas. ¿Qué es lo que soñabas? No puedo acordarme. Trata de recordar.

Tú sabes la importancia que tiene en tus sueños. Esta vez parece que se me borró de la mente. No puedo acordarme de nada. Otra vez. Ya llevas más de un mes olvidándote de los sueños. Así no vamos a ninguna parte. Lo siento, pero no puedo hacer nada. A veces los sueños que tengo no sirven para lo que tú quieres. ¿Y cómo lo sabes si no te acuerdas de ellos? Dime. Es que no puedes recordar nada de la pesadilla que tuviste ahora. Estabas balbuceando.

Apartate. No sigas ahí. ¿A quién le decías todo eso? No sé.

Tengo confusa la cabeza. Creo que era un hombre que pasaba por debajo de un puente. ¿Qué más? Parecía que había un peligro para ese hombre y yo le gritaba que se apartara. Sigue, sigue. Se me confunden las imágenes. No puedo acordarme de nada más. Eres una inútil. Tanta oreola.