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Ecos de Asia
(OPINIÓN) El crimen como modelo de negocio: Corea del Norte y la hipocresía global

(OPINIÓN) El crimen como modelo de negocio: Corea del Norte y la hipocresía global 6t2c65

20/3/2025 · 06:38
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Si robar un banco es un delito, robar un banco digital parece ser un modelo de negocio viable. Al menos para Corea del Norte. El régimen de Kim Jong-un ha convertido el cibercrimen en su industria más rentable, con el grupo Lazarus a la cabeza, desvalijando plataformas de criptomonedas y financiando su maquinaria militar sin disparar un solo misil. En este episodio de Ecos de Asia, analizamos el mayor robo de criptomonedas de la historia—mil quinientos millones de dólares evaporados de Bybit en Dubái—y cómo Corea del Norte ha escalado al podio de las naciones con más reservas de bitcoin. Hablamos del silencio cómplice de Occidente, de la falta de regulación en el mercado digital y de por qué Pyongyang sigue ganando la guerra cibernética mientras Washington y Bruselas apenas emiten declaraciones. Un futuro digitalmente hostil nos espera, y en este juego, los hackers norcoreanos llevan la delantera. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/2491431 414a18

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Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Si robar un banco es un delito, robar un banco digital parece ser un modelo de negocio viable, al menos para Corea del Norte.

El régimen de Kim Jong-un no necesita petróleo ni fábricas de exportación cuando tiene un ejército de hackers capaces de desfalcar a medio mundo con la misma facilidad con la que Occidente impone sanciones que no sirven para nada.

El último golpe del grupo Lazarus, vinculado a Pyongyang, ha sido el mayor robo de criptomonedas de la historia.

1.500 millones de dólares evaporados de la plataforma de intercambio Vivid en Dubái.

Con esta operación, Corea del Norte se convierte en la tercera nación con más reservas gubernamentales de Bitcoin, solo detrás de Estados Unidos y el Reino Unido.

Pero lo más sorprendente no es la magnitud del robo, sino la pasividad internacional.

Washington y Bruselas apenas han emitido declaraciones, como si el hecho de que un país aislado y sancionado hasta la médula se financie a través del crimen cibernético fuera solo un dato anecdótico y no una amenaza tangible.

La realidad es que Corea del Norte ha descubierto que los ataques digitales son más rentables y menos costosos que cualquier otro tipo de operación ilícita.

No necesita mover un solo misil, enviar espías o violar el espacio aéreo de algún país enemigo.

Solo necesita un grupo de programadores bien entrenados, a redes privadas y una infraestructura que irónicamente sigue creciendo gracias a las debilidades de los sistemas financieros globales.

El grupo Lazarus no es nuevo en esto.

Ya ha robado miles de millones de dólares en criptomonedas en los últimos años y en 2024 fue responsable del 61% de todos los ataques registrados.

Corea del Norte ha convertido el cibercrimen en su industria más próspera, utilizando los fondos robados para sostener su maquinaria militar y asegurar la lealtad de su élite política.

Aquí es donde entra la hipocresía global.

Estados Unidos y sus aliados han impuesto sanciones económicas durante décadas, esperando que el régimen de Kim Jong-un colapse bajo su propio peso.

Sin embargo, han ignorado sistemáticamente la evolución del crimen cibernético norcoreano permitiendo que Pyongyang encuentre nuevas formas de sortear las restricciones económicas.

El problema no es solo Corea del Norte, es el vacío regulatorio en torno a las criptomonedas, la falta de coordinación internacional para combatir el cibercrimen y la incapacidad de las potencias occidentales para adaptarse a un nuevo tipo de guerra económica.

Mientras los bancos tradicionales están bajo estricta vigilancia, las plataformas de criptomonedas siguen operando con vulnerabilidades que los hackers norcoreanos explotan sin esfuerzo.

Y mientras Washington sigue lanzando advertencias vacías, Pekín observa en silencio.

China es el único aliado económico de Corea del Norte, el único país que todavía mantiene cierto nivel de intercambio comercial con el régimen de Kim Jong-un.

Pekín no mueve un dedo para frenar estos ataques porque, en el fondo, un Corea del Norte financieramente autónomo es un Corea del Norte que no necesita demasiado de China.

El mayor problema de todo esto no es el dinero robado, sino lo que viene después.

Corea del Norte no es solo un país que hackea bancos digitales.

Es un país que está entrenando generaciones de expertos en cibercrimen, que opera tanto dentro como fuera de sus fundos.

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