
Descripción de La mosca de Katherine Mansfield 5p5r47
Este breve relato de Katherine Mansfield (1888-1923) nos habla del dolor y la pérdida y de cómo a veces preferimos ignorarlo. Del olvido ante las tragedias que nos acompañan en la vida, pero también de cómo el hecho de darle la espalda a la tristeza termina aflorando de la peor de las maneras. 4y3932
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La mosca un cuento de katherine mansfield yo soy la voz que te cuenta pues sí que está usted cómodo aquí dijo el viejo señor butterfield con su voz de flauta miraba desde el fondo del gran butacón de cuero verde junto a la mesa de su amigo el jefe como lo haría un bebé desde su cochecito su conversación había terminado ya era hora de marchar pero no quería irse desde que se había retirado desde su apoplejía la mujer y las chicas lo tenían encerrado en casa todos los días de la semana excepto los martes el martes lo bestia ni lo cepillaba y lo dejaban volver a la ciudad a pasar el día aunque la verdad la mujer y las hijas no podían imaginarse qué hacía allí suponían que incordiar a los amigos bueno es posible sin embargo nos aferramos a nuestros últimos placeres como se aferra al árbol a sus últimas hojas de manera que ahí estaba él jo buddy hield fumándose un puro y observando casi con avidez al jefe que se arrellanado en su sillón corpulento rosado cinco años mayor que él y todavía en plena forma todavía llevando el timón cantaba gusto verlo con melancolía con iración la vieja voz añadió se está cómodo aquí palabra que sí sí es bastante cómodo asintió el jefe mientras pasaba las hojas del financial times con un abrecartas de hecho estaba orgulloso de su despacho le gustaba que se lo irara sobre todo si el irador era el viejo buddy hield le infundía un sentimiento de satisfacción sólida y profunda estar plantado ahí en medio bien a la vista de aquella figura frágil de aquel anciano envuelto en una bufanda lo he renovado hace poco explicó como lo había explicado durante las últimas cuantas semanas alfombra nueva y señaló la alfombra de un rojo vivo con un dibujo de grandes aros blancos muebles nuevos y apuntaba con la cabeza hacia la sólida estantería y la mesa con patas como de caramelo retorcido calefacción eléctrica con ademanes casi eufóricos indicó las cinco salchichas transparentes y a nacaradas que tan suavemente refulgían en la placa inclinada de cobre pero no señaló al viejo buddy hield la fotografía que había sobre la mesa era el retrato de un muchacho serio vestido de uniforme que estaba de pie en uno de esos parques espectrales de estudio fotográfico con un fondo de nubarrones tormentosos no era nueva estaba ahí desde hacía más de seis años había algo que quería decirle dijo el viejo buddy hield y los ojos se le nublaban al recordar que era lo tenía en la cabeza cuando salí de casa esta mañana las manos le empezaron a temblar y unas manchas rojizas aparecieron por encima de su barba al pobre hombre está en las últimas pensó el jefe y sintiéndose bondadoso le guiñó el ojo al viejo y dijo bromeando ya sé tengo aquí unas gotas de algo que le sentará bien antes de salir otra vez al frío es una maravilla no le haría daño ni a un niño extrajo una llave de la cadena de su reloj abrió un armario en la parte baja de su escritorio y sacó una botella oscura y rechoncha esta es la medicina exclamó y el hombre de quien la adquirí me dijo en el más estricto secreto que procedía directamente de las bodegas del castillo de windsor al viejo buddy film se le abrió la boca cuando lo vio su cara no hubiese expresado mayor asombro si el jefe hubiera sacado un conejo es whisky no dijo débilmente el jefe giró la botella y cariñosamente le enseñó en la etiqueta en efecto era whisky sabe dijo el viejo mirando al jefe con iración en casa no me dejan ni tocarlo y parecía que iba a echarse a llorar á ahí es donde nosotros sabemos un poco más que las señoras dijo el jefe doblándose como un junco sobre la mesa para alcanzar dos vasos que estaban
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