Mistery bikes #2. Con Martha Prieto q1254

¿Y tú qué haces aquí? ¿Qué hago? Ahora te lo digo. Dios te salve, Lola Fajardo. Llena eres de gracia. El Señor es contigo.

Ah, no, no, no. A mí no me anuncias tú, ¿eh? ¿Pero qué dices, insensata? Si esto es cosa de Dios, tú no puedes...

Anda, que sí puedo. Ya lo estás viendo. Soy yo muy joven para anuncios.

¿Pero si Dios quiere? Lo mismo me da.

Mira, Lola, a mí no me líes. Yo soy un mandado. Y lo de que el Espíritu descenderá sobre ti y todo eso, tengo que decírtelo.

Dilo que quieras. Yo cierro los ojos, me tapo los oídos, digo la, la, la, la, la, la, la...

Y como no te veo ni te oigo, se acabó el anuncio.

Bueno, pero de verdad no quieres ser Madre Santísima del segundo Hijo de Dios.

Ni por pienso.

Bueno, bueno, chica, me dejas de piedra.

En estos mismos momentos, comienza Cuñaos Moteros. ¡Pum! Hola, hola. Buenos días a todos. Buenos días a toda la comunidad de Cuñaos Moteros.

A ver, chavales, y Marta, ¿quién te iba a decir que ibas a dar para dos programas con estos dos chalaos de las tierras de Albacete? Madre mía, os juntáis poco, pero para lo que os juntáis, aún dais para mucho. Buen tándem, tú y el señor Juan Márquez.

Que aprovecho para decirte, Marta, que tengo muchísimas ganas de conocerte porque soy gran seguidora tuya de la senda esférica.

Pues bueno, chavales, os vamos a dejar con un pequeño recordatorio de la primera charla de Mystery Bites y la conclusión de esta charla motera de estos dos amiguitos que caminaron juntos por esa senda del misterio hace bastante tiempo.

Y como diría el señor Márquez, comenzamos.

Hola a todos, hola a todas. Soy F1 Experience de Madrid, una pasionada de los viajes, de conocer buena gente y, sobre todo, de montar el moto.

Un saludo a toda esta comunidad motera, amiga. Chao, chavales.

No les deis de beber que vienen puestos.

Eso que dice usted es una tontería.

Anormal.

Me estáis poniendo mucho de mala leche.

Todos estos los ponía yo a picar graba en Pancorvo.

Eres un antiguo.

¿Pero qué haces, payaso? Es inocente.

Pensad guardias.

La puta.

Qué grosería.

¿Te gusta el pepino? No, tío, que soy tonto.

Ya está bien.

¡Basta de gilipolleces! Vuelvo a la moto. Qué bonito, la verdad es que es una...

Sí, sí, sí, sí.

Además, bueno...

Es una preciosidad.

Tú sabes que cuando yo dejé de escribir, me alejé de la radio, ¿no? Y me alejé de todo.

El programa de radio de Cuñao Motero realmente fue un regalo que yo le hice a mi cuñao por Navidad.

Porque él llevaba diez años que lo conozco.

Raúl, vente conmigo, que tienes los carnes.

Y yo le decía, no, no, no, no, no.

A mí no me lies.

Y me fui un día con él con una scooter de 125.

Y tía, no paré.

Ya no pude parar.

Y él me regaló eso.

Y yo le regalé el programa de radio a Vincent.

Las horas que son, no puede estar aquí.

¡Qué pena, qué pena! Pues yo se contaba con él.

Fíjate, me hubiera gustado que hubiera estado para conocerme.

Él vive en el extranradio.

Claro, yo vivo en el pueblo y él vive a siete kilómetros.

Entonces, claro, le viene más jodido.

Pero alguno haremos.

De todas maneras, sabes que tengo pendientes.