Milkshakelánea - Animales tiernos y pertubadores 6x2739

Bienvenidos al salón privado del Club de los Refinados, con Violeta Sánchez y
Estefanía Hernández, y Ganchi. Hoy en el menú degustaremos una milkshake
laria. Qué mal lo haces, Violeta, de verdad. Hazlo tú, contó tú. Eso.
Bueno, ella tiene que quedar por encima de mí. Pues hará introducto esto al tema, presenta y esas
cosas. Mira, hemos descubierto un animal hiperadorable y hemos dicho, ¿por qué no
hacemos un ranking? Bueno, ni ranking ni leche, siempre nos ponemos a decir cosas, cosas no,
animales que sean adorables. Lo haces súper bien, ¿eh?
Lo hago súper bien, súper bien que lo hago. Bueno.
Lo siento, pero no dejo de mirar al monstruo marino este, ¿vale?
Vale, eso. Vamos a hablar de animales que nos gustan y animales que nos repulsan sobre
manera. El animal que realmente no lo hemos descubierto y hemos descubierto que se llama
cuoca, ¿vale? Sí.
Os animo a que busquéis como una mezcla entre un womba de un koala o un oso de peluche dibujado
por Walt Disney en su mejor momento. Pero, ¿por qué eres tan guapo, Ganchi?
Que sí, que sí, que sí, pareces un cuoca. Otro animal que nos encanta es el Ganchi,
por cierto, que es un perro chico. Los Ganchis, Ganchis.
Todos los perros que se parezcan a Ganchi, que son todos los perros del mundo, porque
tengo el perro más poco original que existe. Pero es tan versátil.
Es muy versátil. Mi Ganchito puede ser gordito, puede ser flaquito.
Y bichos que nos repugnan o nos dan...
A coer a mal genio, terrible.
Nos mastica el alma el diablo... ¿Cómo se llama? ¿El diablo negro?
El diablo negro marino.
El diablo negro marino o rape avisal, que tenía razón, yo era un rape. Fíjate tú.
Es que además, cuando lo dijeron después, lo del rape, pensé...
Violeta tuvo razón todo este tiempo.
Tuve yo razón todo este tiempo. Todo el mundo diciendo que no es un rape.
Sí que es un rape. Es un rape horrible.
Pero horroroso.
Más horrible de lo que es un rape de por sí.
Porque tú vas a la pescadería y...
Todo lo que hay en la pescadería es extraño.
Realmente, mira.
Este es de mar, y yo soy de mar y montaña.
Sigue siendo lo que hay en la pescadería inquietante.
O sea, una gamba, una cigala...
Eso es raro.
Esos peces con tanta espina que hay aquí.
Un pez que se llama antoñito.
¿Tú te crees que puede llamarse un pez antoñito?
Gangi, me estás mirando seriamente.
Claro, porque hay un pez que se llama antoñito y se parece a él.
Sí, se parece a ti, Gangi.
Pues dime, cuando está en el rape,
cuando está en el rape, que eso es cabeza,
una cabeza, pero una cabeza,
con un cuerpo muy chico
y una lengua afuera.
O sea, da bastante respeto.
A mí me da cosa ver a los pescados muertos
con los ojos ahí
mirando a ningún sitio
y las bocas abiertas.
Y con el pez un poco más grande
y con la lengua afuera.
Pues el rape ya, que es cabezón y boca.
Una boca
en proporción a su almendra.
Ahí con esa antenita
que tiene.
Muerto.
¿Te voy a decir otro animal?
Ah, perdón.
Disculpe, disculpe.
El rape por sí es como jurásico
y repulsivo
y una estafa de bicho.
Porque si tú pides un rape, te lo pesan con la cabeza,
pero esa cabeza no se la va a comer nadie.
Porque eso es cosa dura.
¿O quieres comerte tu esa lengua jerosa?
De hecho, hace poco
hubo una noticia
de que intentaron echar del Mercadona
a un pescadero
por haber pesado el rape
sin la cabeza.
En plan de, estás estafando
al Mercadona. No, perdona.
Estás dejando de estafar al cliente.
Y de hecho,
en el juicio se consideró
un despido improcedente.
Hombre, claro.
Muy bien. Ese pescadero es el hebre del proletariado.
Lo es.
Y encima el pescado es carísimo.
Y es todo cabeza, que no te vas a comer, que eso se va a tirar.
Y el rape abisal, este diablo negro horroroso,
es el monstruo que aparece
en la película de Buscando a Nemo.
Y aparece por aquí, flotando
por los mares de Tenerife.
Una cosa súper horrible,
que además aparecía boca abajo porque estaba muriéndose.
Y claro,
dado la vuelta, es como que
tiene una mandíbula inferior súper poderosa.
Pero eso, y como está
dado la vuelta, aparece la cabeza de un
T-Rex que iba por ahí flotando en el agua.
Sí.
Y la gente cabrona lo ha puesto
en la música del fantasma de la ópera.
Ja, ja, ja.