Mesa Redonda - Pulso del papado de León XIV 3f1g5l

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Buenos días, tardes, noches, la hora a la que tengan la gentileza de escucharnos, queridos amigos. Amigos, continuamos con esta reflexión que estamos haciendo sobre este ingreso de un nuevo papa al mundo. Déjenme no hablarlo tanto espiritual, sino como un tema de un miembro importante del mundo que lo ayuda a transformar para bien un mundo que necesita realmente un auxilio. Y para esto tenemos hoy a nuestros invitados, como siempre, a nuestros invitados de base.

Ahorita los menciono, pero los más importantes, los invitados que nos acompañan, que tienen a disposición de regalarnos un minutito de su muy ocupado tiempo, son mi querido mi querido Carlitos Lepe, que es el que hace todos los os con todos. Carlitos, ¿cómo estás? Muchísimas gracias, mi querido Jorge. Me da muchísimo gusto saludarte, saludar a tu audiencia y al resto de la mesa, a quien dirijo también un cordial saludo. Gracias por la invitación una vez más, Jorge. Gracias, Carlitos. Y mi querido Ricardo Morales, que tiene una mente muy brillante, como la de absolutamente todos los de esta mesa.

No hay uno en esta mesa que no tenga una mente muy brillante. Así es que, bueno, pues así las cosas.

Vamos a comenzar este programa, queridos amigos, con los de siempre, mi querido Carlitos Azmán y Rodrigo Quezada, que somos los que estamos aquí echándole ganas. ¿Verdad, Carlitos? Sí, muy buen día.

¿Por qué desapareciste, caray? No, Rodrigo. Aquí retomando el ritmo. Allá está, pero ya está con nosotros, Carlos. Un placer a todos. Un saludo. Gracias. Mi querido Carlitos Lepe, la semana pasada habíamos platicado, bueno, tú nos habías comentado, no habíamos platicado, tú nos mencionaste a Ricardo Morales y a Rodrigo Quezada y un servidor, que el tema de la misa de inicio del Papa, el inicio petrino, creo que nos mencionaste, era de alguna manera el pulso que iba a tener el papado. Yo quisiera escuchar tu análisis respecto de esta nota que tú nos mencionaste y me gustaría que, pues, nuestro querido Ricardo Morales sumara a este, a este inicio, a ver cómo estamos.

Claro que sí, encantadísimo. Gracias, Jorge. Pues, a ver, es tradicional decir que la misa de inicio del ministerio petrino, que en este caso tuvo lugar el día, ahorita les doy la fecha exactamente, este, porque ya me perdí un poquitín, pero en esta misa precisamente, fue el domingo 17-18, perdónenme, se suele decir que el Papa ofrece un discurso programático, una homilía programática, la cual va a delinear, va a ofrecer las grandes líneas de su pontificado.

Entonces, bueno, pues esperamos con muchísimo entusiasmo esta homilía y quiero hacer una observación muy rápida, y la observación es la siguiente. El sábado 24 de mayo pasado, el Papa se dirigió a los oficiales de la Curia Romana y a los empleados de la Santa Sede, en el aula Pablo VI, y me encantó que hizo una observación explícita sobre el tema programático.

Dijo, este primer encuentro entre nosotros no es el momento para pronunciar discursos programáticos, sino para expresarles mi agradecimiento por el servicio que llevan adelante, etcétera, etcétera. Entonces habló, digamos, con los titulares y los empleados de las oficinas de la Santa Sede y les dijo, no piensen que lo que voy a decir a continuación es estrictamente programático, pero la verdad es que el contenido de sus discursos y homilías sí nos dan un elemento programático relevante. En este caso fue el domingo 18 de mayo, en la celebración eucarística con motivo del inicio del Ministerio Petrino, y habló de varios temas muy relevantes. Habló, por ejemplo, de amor,