Martes de la 4ª semana de Cuaresma ( cicloC ) 1o3z6z

Curación del paralítico de la piscina de Betesda, es el evangelio de este martes de la cuarta semana de cuaresma, está en el capítulo 5º de San Juan, versículos del 1 al 16. Creo que hay algo digno de subrayar en el estilo, en la forma en la que Jesús realiza este milagro, este signo. En aquella piscina de Betesda, cuando el espíritu de Yahvé removía las aguas, entonces el primer enfermo, el primer paralítico que conseguía introducirse en las aguas quedaba sano.

Pero claro, había muchos enfermos que no lo conseguían, incluso había allí un paralítico que llevaba 38 años, dice el evangelio, allí esperando que cuando se removiesen las aguas alguien le acercase y claro, no tenía quien lo hiciera y otros siempre se adelantaban. Y en esta oportunidad es Jesús el que se acerca a él. Jesús es el agua, el agua viva que viene a sanar, a sanarle y esta es una gran novedad. En ella se está subrayando la iniciativa del amor de Dios.

Dios siempre tiene la iniciativa, incluso cuando pensamos que yo soy el que estoy buscando a Dios, en realidad mi búsqueda es una respuesta porque es Dios quien ha salido en mi búsqueda y ha sembrado en mi corazón un deseo de él. El Señor nos ha sembrado una búsqueda infinita, ha puesto en nuestro corazón estas palabras buscad mi rostro, tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.

Pues bien, además de este aspecto hay otra cosa digna de ser subrayada. Aquel hombre recibe esa gracia y allí hay una diatriba porque aquello ha acontecido en sábado, está prohibido trabajar en sábado y cuando los judíos le preguntan quién es ese que te ha curado en sábado, él responde no lo sé, no sé quién es y aquí también pues otra otra gran novedad, Dios da su gracia al hombre incluso cuando el hombre no es consciente de quién le ha dado esa gracia y así acontece también entre nosotros.

Hay muchas personas que están recibiendo muchas gracias de Dios y no son conscientes de que es Dios el que les está dando las gracias y entonces obviamente esto no quiere decir ni mucho menos que no tengamos que tener una responsabilidad grande de cómo proceder en esta circunstancia, porque por una parte en el evangelio de hoy narra que en un segundo momento Jesús se vuelve a encontrar con ese hombre al que había curado y lo primero que le pide es que viva en coherencia con la gracia que ha recibido, le dice no peques, viva en santidad has recibido esta gracia y obviamente también a nosotros se nos se nos puede pedir que busquemos la fuente de la gracia, si hemos recibido una gracia busca la fuente de la gracia, si has recibido el pan fíjate en la mano que te ha dado el pan y esa mano es la de Jesucristo el enviado del Padre, la fuente de agua viva que sacia esa sed que tiene el corazón del hombre, la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre vosotros.