
"Los pacientes no son conscientes de que las pastillas para dormir generan dependencia y tolerancia" v4r1x
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La doctora Serena Durán Sela, médico de familia y psicóloga en el Hospital Ribera Covadonga de Gijón, visita el podcast de LA NUEVA ESPAÑA para hablar de los peligros de este tipo de medicación y la importancia de tener una buena higiene del sueño 6pw5b
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Dormir es muy necesario para poder recuperarse tras un largo día. Después de una noche habiendo conciliado un sueño reparador, tendemos a desempeñar mejor al día siguiente y a sentirnos más alerta, optimistas e incluso a tener una mejor relación con las personas. Sin embargo, a veces dormir puede resultar complicado y para poder lograrlo muchas personas recurren al uso de pastillas para dormir. La doctora Serena Durancela, médico de familia y psicóloga en el Hospital Rivera Covadonga, nos visita en el podcast de hoy para hablar sobre los riesgos del uso prolongado de benzodiazepinas y tratar algunas alternativas eficaces que pueden ser más saludables. Muy buenas, ¿qué tal? Hola, ¿qué tal? ¿Cómo estás? Para empezar y así ponernos un poco en situación, ¿nos podrías explicar por qué es importante dormir bien? Pues sí, a ver, dormir bien es sin duda importante y no se trata solo de sentirse despejado por la mañana o de tener una impresión subjetiva de sueño reparador. A ver, durante el sueño pasan cosas tan esenciales como la consolidación del aprendizaje. Bueno, esto ocurre durante la fase REM y además para crecer, para crecer bien, tenemos que dormir porque durante el sueño se sintetiza la hormona de crecimiento, es una secreción pulsatil muy característica.
Además hay estudios muy interesantes recientes que nos hablan de que el sistema glinfático, que es como el linfático del cerebro, se activa durante el sueño. Lo que hace este sistema es limpiar nuestro cerebro de todas las moléculas de desechos acumulados durante el día. Así se produce como unas contracciones oscilantes de los vasos cerebrales y con esto se limpia el cerebro. Es como si durante el sueño nuestro cerebro, en vez de dormir, activa su turno de noche y algunos investigadores lo comparan con encender el programa de aclarado de lavavajillas. Lo tenemos que poner en marcha para que así restauremos nuestro equilibrio metabólico y nos prepara para la vigilia, para el día siguiente. Por tanto dormir es importante a muchos niveles y por eso cuando un paciente llega diciendo que no duerme bien o como suelen decir que no duerme, debemos escuchar este problema que nos manifiesta y validar su síntoma. La relación entre el sueño y la salud es bidireccional, o sea, si tenemos menos salud dormimos peor, si estamos enfermos por un catarro o por algo crónico dormimos peor, pero también si dormimos peor tenemos menos salud.
Tenemos que prestar atención a esta situación que tenemos muy frecuente de los pacientes que nos dicen que no duermen bien. Además si conseguimos dormir bien vamos a tener mejor rendimiento, mejor funcionamiento cognitivo, tenemos mejor humor, estamos menos agresivos, son muchas cosas. Por eso sí es fundamental indagar cuando nos dice el paciente que no está durmiendo, indagar si es un tema primario o secundario. Y entonces, ¿dormir mal puede significar tener insomnio? Pues no necesariamente, no necesariamente. Dormir mal una noche o de vez en cuando es una circunstancia de la vida normal, que no debemos medicalizar, esto no ocurre ni es una catástrofe. A veces tenemos pacientes que nos llegan a la consulta diciendo que duermen mal porque se lo ha dicho su reloj inteligente por la mañana. Debemos basarnos también en cómo es nuestro funcionamiento por la mañana. Si tenemos la impresión de que hemos dormido mal pero luego estamos activos y funcionamos perfectamente posiblemente no sea de mayor repercusión. La definición del insomnio actualmente depende del manual diagnóstico estadístico de trastornos mentales, lo que llamamos el DSM.
Y aquí en el DSM el insomnio se define como una queja subjetiva de una dificultad para el inicio del sueño, problemas en la duración del sueño, en consolidarlo o en la calidad por la mañana de cómo nos encontramos, habiendo tenido la oportunidad de dormir en unas circunstancias adecuadas. El tema es que esta definición es un poco, vamos a decir, ambigua y subjetiva. No nos dice cuántas horas, cuántos días. Algunos investigadores proponen, antes de hablar de insomnio, que haya por lo menos tres noches a la semana con dificultades para dormir y al menos durante tres meses consecutivos antes de que ya lo llamemos insomnio. De alguna manera, al llamarlo insomnio lo medicalizamos, lo convertimos en una enfermedad o un problema y no tiene por qué serlo. La Organización Mundial de la Salud dice que el 30 o 40 por ciento de la población habla de inconvenientes para dormir, pero que cumplan criterios clínicos de insomnio es menos de un 6 por ciento de lo que estamos hablando. Así que es un poco fundamental individualizar el problema y ver de qué estamos hablando. Además, durante las diferentes épocas de nuestra vida dormimos diferentes horas y necesitamos diferentes duración de nuestro sueño. Un recién nacido puede dormir 17 horas y nos parece normalísimo. Luego los adultos...
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