Lo Mejor Del Da Vinci XVI_11_Hay que pecar 28616

Ah, empezó. Empezamos. Hace rato que estoy grabando. Empezamos, mira qué lindo. Empezamos un nuevo episodio del show de los libros. Un show donde, creanlo o no, hablamos de libros. Sí, sí. Ya hubo dos anteriores, dos que tuvo que hacerlo el amigo Jalameño. Le íbamos a tirar un tercer show de los libros. No pudo, se sacó la chucha. Y por eso, en venganza, tengo que estar aquí solo.

Qué pendejo. Pero no estoy solo. Estoy con ustedes, con el señor. No, también estoy solo, el señor se murió. Hoy día se muere, ¿verdad? Oh, sí. Hoy día se muere, sí. Bueno, no estoy con el puleto. El puleto está muerto. No se preocupen, el domingo va a estar de vuelta y con unos chocolates. Y usted, don Héctor, que me acompaña, me da la espalda en este estudio.

Hola, señor Peluca, ¿cómo está? Yo siempre voy a estar, porque obviamente si no estoy, no se hace. Y yo estoy contento. ¿Sabes por qué estoy contento? Porque estás bebiendo. Porque estoy bebiendo. Eso es lo que deberíamos estar haciendo todos. Vayan a buscar su libro favorito, porque ya comienza el show de los libros. Comienza.

Pero antes del show de los libros, yo le voy a contar un poquito de la pauta que se viene hoy día. Porque esta cuestión no es cosa de sentarse y hablar de copete. Sentarse y hablar de copete, pero escribirlo para que parezca serio. Entonces tenemos el show de los libros, por supuesto. Tengo aquí libros que vamos a analizar.

Tengo también, vamos a hablar de juego, probablemente porque estuve jugando algunas cositas. Se me terminó el juego anterior. Empecé con otro. Me gustó. Me di cuenta que estoy viejo, pero de otras maneras. Manera entretenida, según yo. Y vamos a... no sé, no sé si... Ah, les voy a contar, ¿saben qué? Se vengó mi amigo jalameño de mí. Yo me vengo de él. Voy a contar una anécdota. Y una anécdota gay. Así que...

Qué novedad. Así que se la va a perder. Se la va a perder una anécdota gay. Que es muy buena. Viene con harto cagüín. Harto cagüín. Fíjese. Harto, harto cagüín. Y está buena. Está buena. Está gay. Y buena.

Entonces... Sobretodo gay. Y quizás, quizás, no sé todavía. Está en discusión. Están veremos. A lo mejor lo llamamos.

Porque se nos ha acusado, a mí sobre todo, que uno es mal amigo. Que no le pregunta cosas. Yo no sé cuándo está de cumpleaños. Él no sabe cuándo estoy de cumpleaños yo. Y ahora que se sacó la chucha, han habido acusaciones de que no sabemos cómo está. No sabemos si sobrevivió. No hemos preguntado por él.

Es verdad. Pero todavía no me siento mal. ¿Cómo va a llamarlo? Pues quizás lo llamemos. O no lo llamemos.

O lo llamemos. Estará durmiendo. Estará tomando una sopita de pollo. Está reflexionando sobre sus decisiones en la vida y sobre cómo el señor va a guiar su vida durante lo que queda del año.

Porque para eso de esta semana es para reflexionar. Así es. Al lado de una cerveza. Les voy a contar de un libro que se llama... No, este. Porque está en español. Citan la burbuja. De Alicia Feniux. No sé cómo se pronuncia eso. Feniux. Campos. Yo miro la portada. Citan la burbuja y veo que tiene letra grande. Es como una editorial de colegio. Y no. Que fome. Es una novela corta, claramente.

Tenías un montón de libros y elegiste el más mierda. Es que son puros libros de mierda.

Esta wea es como reflexionemos sobre las vicitudes del mundo. Tengamos un espacio de introspección dentro de esta vorágine moderna. Mariposas. La delicadeza de una dama.

Pero cita una página. Cualquier mierda. A paso lento con su andar felino.

Azaro entra en el cel. Esos son los nombres raros. No pueden llamarse Pablo o Juan Diego. No. Azaro.