Libranos del mal - Toni Quesada 1y6nz

Bueno, pues buenas tardes.

Lo del vaso de agua es un privilegio de los que predican.

Bueno, pues estamos avanzando, casi concluyendo, por lo menos en relación al pasaje de Lucas, capítulo 11, con esa oración modelo, que normalmente o popularmente llamamos el Padre Nuestro.

Yo prefiero llamarla la oración modelo porque eso es lo que es, un modelo de oración.

Perdonen mi voz, pero todavía no me he podido recuperar del todo, pero voy a procurar ser lo más claro posible, obtener la mejor posibilidad.

Bueno, así que vamos al pasaje de Lucas 11, la segunda parte del versículo 4, que corresponde, a su vez, con el pasaje paralelo de Mateo 6, la segunda parte del verso 13.

Pero vamos a fijarnos en Lucas, donde dice así, Lucas 11, segunda parte del 4, Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.

Vamos ahí, en primer lugar, con Y no nos metas en tentación.

Y para eso necesitamos despejar una duda.

Y la duda que despejamos es Dios no tienta a nadie.

¿Y por qué digo una duda? Porque en el siglo I, alguien dudaba de eso.

Santiago, capítulo I, vamos un momentito a la epístola de Santiago, y en el capítulo I, versículos 12 al 18, encontramos lo siguiente.

Santiago, capítulo I, verso 12 en adelante, hasta el 18.

Bienaventurado el varón que soporta la tentación, porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida que Dios ha prometido a los que ama.

Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios.

Así, si alguno decía, en el siglo I, que posiblemente la tentación provenía de Dios.

Y si eso hubo, lo hay y lo habrá, porque no hay nada nuevo debajo del sol.

Sé que todavía habrá algunos, como en el siglo I, que seguirán pensando que Dios está por medio.

Por eso Santiago, que escribe una carta profundamente práctica, posiblemente sea el escritor que primero escribió una carta, según los he entendido, es una carta muy práctica, muy base, pero obviamente necesaria para el desarrollo de la Iglesia de entonces, va a dejar claro esto, Dios no tienta a nadie.

Cuando alguno dice que es tentado de Dios, dice que es tentado de parte de Dios, perdón, dice, no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni Él tienta a nadie.

¡Guau! Más claro el agua, ¿verdad? Como solemos decir, ¿no? Más claro el agua.

¿Qué ocurre entonces? ¿Qué pasa? Pues, acto seguido, dice el autor, sino que cada uno es tentado cuando de su propia conscupiscencia es atraído y seducido.

Y ahora aquí el autor va a dibujarnos un cuadro de un proceso.

La tentación no es una flecha que se lanza y se da en el blanco y nos fulmina.

La tentación es un proceso.

Y ahora aquí hay un cuadro de tal proceso.

Santiago dice, primero, una cosa es esta, Dios no tienta a nadie.

Segundo, el proceso es el siguiente, cuando uno es tentado, cuando de su propia conscupiscencia es atraído y seducido.

Y claro, hay una palabra aquí que normalmente en el castellano ya no utilizamos, que es la palabra conscupiscencia.

Yo no sé si hay algunas versiones de esas actualizadas, no sé cómo lo dice, alguna versión de esas que tienen por ahí actualizada, o siguen manteniendo el término conscupiscencia.

Hay algunas versiones que tienen otra palabra, pero yo no traje, me traje la reina valera del 60, que es la reina de las traducciones.

Pero hay alguna traducción que diga diferente palabra para conscupiscencia.