
Infernum Z - Libro 2 - La batalla de San Cabritos - 005 3d2t4n
Descripción de Infernum Z - Libro 2 - La batalla de San Cabritos - 005 394c2e
Tras la repentina retirada de la horda zombi que mantenía sitiada la ciudadela de Puebla de Sanabria, justo cuando la caída de la ciudadela parecía ya inevitable, nuestros amigos mantuvieron una inesperada reunión con el ahora coronel del CNI Pérez. El mismo hombre que hasta que la infección se descontroló había sido el oficial a cargo de la investigación sobre las masacres ocurridas en San Facundo y Santa Marina, y de las de las que, tras haber secuestrado un autocar lleno de pasajeros se entregaron a la policía con la esperanza de que sus explicaciones sobre lo que realmente había ocurrido en los dos pueblos fueran suficientes para exonerarlos de toda culpa. Pero no fue así. Durante tres interminables semanas el por entonces capitán Pérez les sometió a continuos interrogatorios en los que todo el grupo se reafirmaba una y otra vez en su versión de lo ocurrido y en que en vez de estar perdiendo el tiempo con ellos, la policía haría bien en ocuparse de buscar a Ferranzo antes de que pudiese expandir la infección. Sin embargo, cuando Pablo, al que la policía consideraba el líder de una especie de secta satánica, se dio cuenta de que la infección se había extendido camuflando sus primeros síntomas con lo que todo el mundo consideraba que era una anómala, pero de ninguna forma preocupante “gripe de verano”, ante la sorpresa de Pérez se ofreció a firmar una declaración de culpabilidad a cambio de que él y sus compañeros fueran inmediatamente llevados a “la zona cero” para realizar una reconstrucción de los hechos. Lo que aconteció después es de todos conocidos. Cuando la policía les escuchó decir que habían encerrado a algunos supervivientes de la masacre en un viejo bunker subterráneo situado bajo un campo de trigo, intentaron acceder a la base subterránea en la que Ferranzo había pasado ochenta años confinado y se encontraron con los zombis que Ferranzo había dejado en su interior para asegurarse de que nadie que llegara hasta ella sobreviviera. Tras haber masacrado a todos los que se encontraban dentro de la zona acordonada, los zombis llevaron la muerte más allá de ella al mismo tiempo que el virus entraba en su última fase de mutación y por toda la meseta comenzaban a darse los primeros casos de infectados que atacaban violentamente a todo aquel que se ponía a su alcance. A ello le siguió el caos absoluto, la anarquía, el cierre perimetral de la meseta y el abandono de todos los que no había podido ser evacuados antes de la instalación de las torretas de fuego automático que la OTAN, bajo el auspicio de la ONU y de la OMS, había decido situar alrededor de toda la zona de cuarentena con el fin de evitar que virus pudiera salir de ella. Pero no lo consiguieron. Así que, tras “arreglar cuentas” con él, y dejarlo tirado en el suelo con la nariz rota, decidieron abandonar Puebla de Sanabria antes de que Pérez ordenase su captura. Y gracias a la inestimable ayuda del teniente Roberto, ellos y los supervivientes que habían recogido durante el trayecto a Sanabria, se unieron a una patrulla y, con la esperanza de encontrar a Sofía, la única integrante que permanecía desaparecida, pusieron rumbo a Ciudad Rodrigo. Pero en esta historia, nunca nada es tan sencillo como debería de ser. Ferranzo les lleva meses de ventaja. Y tampoco se ha olvidado de ellos. Lleva meses aguardando ese momento. Para ser exactos, desde el mismo instante en que Maruja le clavó el cuchillo en el cuello y consiguieron escapar de su emboscada en el cementerio, lo que quiere decir que ha dispuesto de mucho tiempo para planificar su venganza. Él sabe que antes o después caerán en su trampa, y ellos saben que antes o después llegará en momento de la suya. Son dos locomotoras circulando a toda velocidad sobre un laberinto de vías y que, a pesar de ser conscientes de que antes o después colisionarán, siguen adelante porque anhelan que llegue ese instante. asistir a la muerte del rival aunque sepan que hacerlo conllevará la suya propia. 1c3k48
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Capítulo cinco el cortijo de lucifer tan solo un par de horas después de que se lanza le hubiera desvelado el embarazo de sofía a su ingrato protegido mientras las primeras gotas de lluvia comenzaban a humedecer tímidamente la blanca silueta del muro que rodeaba las construcciones del antiguo cortijo desde el interior de la garita de vigilancia situada en lo alto del muro y justo al lado de la entrada principal berna uno de los del servicio de seguridad frunció el ceño al divisar una polvareda que se aproximaba en su dirección y dirigió sus prismáticos hacia el todoterreno que a gran velocidad avanzaba sobre el camino de tierra que finalizaba en la entrada de la hacienda y ese flipado quién coño se cree que es fernando alonso cuando estaba en renault murmuró revisando la matrícula hasta que tras comprobar que no se encontraba en la lista de autorizados se levantó de la silla y asomándose a la ventana que daba al portón advirtió a los cuatro hombres que la custodiaban eh panda de vagos estad atentos que hay un vehículo no identificado viniendo a toda leche hacia aquí qué tipo de vehículo es preguntó césar el encargado del portón no me parece que sea nada demasiado preocupante contestó el centinela sabiendo que la pregunta se refería a si se trataba de uno de esos vehículos artesanalmente blindado y armado y que los saqueadores solían usar para asaltar lugares en los que se almacenaban víveres medicamentos o cualquier otra cosa que pudiera serles de utilidad solamente se trata de un todoterreno de gama alta creo que es un bebé uno sin preparar y se puede saber quién coño se atreve hoy en día a conducir uno de esos es que no se dan cuenta de que basta con que un pequeño grupo de zombis se cruce en su camino para que terminen dando vueltas de campana por algún sembrado y yo que sé tío mi trabajo no es averiguar eso sino avisaros para que seis despiertos cuando alguien se aproxime y dar parte a la oficina en el caso de que entren así que a partir de ahora ese coche y sus ocupantes ya son solamente cosa vuestra vale respondió césar mientras hacía una seña á los hombres que le acompañaban para que ocuparan sus puestos tras los parapetos levantados a modo de paredes y desde los que se podía atrapar en un fuego cruzado a cualquier vehículo que intentara colarse en el hipotético caso de que lograse derribar las dos hojas de madera y acero que cerraban la entrada no era la primera vez que alguien intentaba colarse en el interior por la fuerza y aunque en aquel caso un único coche no representaba un peligro excesivo siempre cabía la posibil edad de que sus ocupantes se estuviesen tan desesperados como para intentarlo y cuando eso sucedía el final era siempre el mismo todos ellos morían acribillados las reglas para aproximarse al cortijo eran claras durante un tramo de un kilómetro había carteles espaciados a intervalos de cien metros en los que se advertía de que cualquier vehículo que se acercase a más de treinta kilómetros por hora sería considerado hostil y por lo tanto los guardias abrirían fuego contra él pero él debió de percatarse justo a tiempo de las advertencias ya que disminuyó la velocidad hasta detenerse a diez metros del portón entonces la puerta del conductor se abrió y de su interior surgió un hombre joven vestido con un impecable traje negro que comenzó a caminar pausadamente hasta el portón hasta que justo cuando estaba a punto de llegar a él una estrecha portezuela rectangular se descorrió revelando los inquisitivos ojos de césar quieto parado forastero ponga las manos en donde yo las vea y dígame ahora mismo quién coño poesía qué hostias ha venido preguntó con tono hosco buenos días a usted también respondió con un marcado reproche por su mala educación mi jefe desea reunirse con lucifer por lo que le agradeceríamos que nos abriese ahora mismo el portón ya que llevamos varias horas de viaje y le gustaría poder darse una ducha antes de la red unión ya a ver si lo he entendido bien ha dicho usted que su jefe quiere que quiere reunirse con lucifer en en serio titubeó césar aquel hombre hablaba con tanto aplomo que no parecía estar mintiendo pero a pesar de ello lo cierto es que en la lista de entradas autorizadas no figuraba ni el vehículo ni mucho a menos que un completo desconocido fuera a reunirse con lucifer si eso es justamente lo que he dicho le felicito por su buen oído vale y por casualidad su jefe ya tiene una cita concertada preguntó revisando la lista para no meter la pata y que de verdad se tratase de un invitado no no tenemos cita pero ha venido con una propuesta de negocios que sin duda alguna lucifer aceptará seguro que sí respondió con tono de sarcasmo pero si no tienen cita por mí como se han venido conduciendo un autobús lleno de vírgenes puestas hasta el culo de farlopa nadie puede reunirse con lucie fer si antes no ha concertado una cita así que les entregaré un impreso
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