
Infernum Z - Libro 1 - Zona de cuarentena - 003 2wo4x
Descripción de Infernum Z - Libro 1 - Zona de cuarentena - 003 12573n
Zona de Cuarentena es la primera novela de «INFERNUM Z», una extensa serie de novelas largas autoconclusivas que conduce al lector a través de una pandemia apocalíptica y… ¡Bah!, ¡Dejémonos de tanta tontería que esto es España y aquí las cosas se hacen a las bravas! ¿Qué llega el apocalipsis zombi? Pues que llegue, pero que lo haga para quedarse porque ya está bien de que cuatro pringados salven al mundo. Esto es España y aquí si hay que matar a alguien, pues oye… se le mata y tan amigos. ¿Qué hay un millón de zombis?, pues pon más que pocos me parecen. ¿Qué los americanos tienen bunkers subterráneos?, pues nosotros tenemos bodegas de vino y castillos a tutiplén. ¿Qué ellos tienen Hummers?, pues nosotros tenemos tractores. ¿Qué ellos tienen tanques?, pues nosotros tenemos cosechadoras. ¿Qué ellos tienen a los Marines?, pues que se los queden, que nosotros tenemos a un montón de unidades con muy mala uva, así que más les vale a los de The Walking Dead apartarse si no quieren que los españoles les pasemos por encima, porque el fin del mundo ha empezado en España, y para más señas, lo ha hecho en un pueblecito de Salamanca, en el que el más tonto te pega un tiro y después se va al bar a tomarse una cervecita con los amiguetes. Y ahora que ya ha quedado claro el espíritu de la novela, vamos al meollo que hay mucho zombi que reventar, y si llego a casa con la camiseta manchada de sesos, la parienta me canea. Un pueblecito lleno de gente con muy mala baba y una vieja historia sobre un grupo de alemanes y vecinos del pueblo a los que enterraron en vida en el bunker para quedarse con el oro que almacenaban en el subterráneo. Un montón de entrañables y sádicos viejetes que llevan desde entonces avisando de que antes o después regresarían para vengarse. Una auténtica masacre en la que los zombis le cogen el gustillo a eso de comer humanos al natural. El más listo del pueblo que toma las de villadiego y se larga a Alemania infectando medio mundo a su paso. La ONU que decide crear una hermética zona de cuarentena que abarca a gran parte de la meseta central. Los americanos que aprovechan la ocasión para enjaretarnos mil torretas de fuego automático que tenían preparadas para ser instaladas en la frontera con México. ¿Quién estarán más seguros? ¿Los que están fuera de la zona de cuarentena y no quieren entrar o los que están dentro y no pueden salir? Los "Luchadores del Páramo" te están esperando, así que toma tu arma y acompáñalos en esta larga aventura repleta de acción y zombis. Un ilimitado número de zombis con tanta hambre como mala baba tienen los protagonistas. ¡Buena suerte y mucha munición! 36126q
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Día uno doce y cinco del mediodía san facundo de bembibre cristina llega al hostal tres cuartos de hora después cristina dejó atrás el último pueblo relativamente grande que había por los alrededores y comenzó a circular en la dirección que le había indicado la camarera y que afortunadamente coincidía con las instrucciones del gps hasta que tras unos veinte minutos de viaje la voz de este aviso de que había llegado a la plaza del pueblo gracias bonita pero ya me había dado cuenta murmuró con ironía mientras detenía el coche y mirando a través del cristal del parabrisas leía en uno de los carteles situados sobre los soportales de la plaza hostal santa cecilia bien por mí se felicitó al darse cuenta de que no solamente había conseguido llegar sana y salva sino que lo había hecho con más eh una hora de antelación sobre el horario que había calculado el día antes tras valerse del retrovisor para retocarse un poco el peinado y el maquillaje salió del automóvil y al ir a sacar el equipaje del maletero se dio cuenta de que aquel pueblo parecía permanecer anclado en el siglo veinte las fachadas de ladrillo árabe y madera las columnas de piedra que sujetaban los arcos que rodeaban totalmente la plaza las obsoletas farolas de aluminio sujetas a las paredes todo a su alrededor necesitaba urgentemente actualizarse pero al mismo tiempo le confería un especial encanto que sin duda alguna debía de atraer a muchos de esos urbanitas que solían aprovechar los puentes festivos y los fines de semana para reencontrarse con la tranquila vida del campo que sus padres y abuelos habían tenido que abandonar tanto tiempo atrás donde estará todo el mundo se preguntó mirando a su alrededor sin conseguir ver a nadie quizás sea que con este buen tiempo están todos trabajando en el campo bueno vamos allá pensó cruzando los pocos metros que la separaban del hostal y empujando la recia puerta de madera hola buenos días saludó mientras miraba a uno y otro lado de la desierta recepción hola hay alguien insistió pero como no obtuvo respuesta presionó sobre el llamador de latón que había sobre el antiguo mostrador de madera de roble y mi mientras aguardaba a que apareciera la recepcionista paseó su mirada sobre las paredes revestidas de papel pintado y óleos que mostraban paisajes de infinitos campos de cultivo y fotografías que parecían más cercanas a los años setenta que a la actualidad un par de minutos después todavía seguía sola y ningún sonido parecía indicar que alguien se hubiera apercibido de su presencia por lo que se acercó hasta una puerta entreabierta situada a un par de metros a la izquierda del mostrador y asomándose tímidamente volvió a insistir hola hay alguien por ahí tengo una habitación reservada y súbitamente a su espalda la puerta de entrada se abrió dejando ver a una mujer de pelo moreno y ondulado que debía de estar alrededor de los cuarenta y pocos años ay perdona hija pero es que tuve que acercarme hasta la tienda para comprar patatas dijo a modo de disculpa mientras se dejaba las bolsas de la compra sobre el suelo y se desabrochaba un par de botones de la fina y ceñida bata sin mangas de tonos azulados que llevaba puesta y que resaltaba sus voluptuosas curvas tú debes de ser la chica que reservó la habitación por internet verdad preguntó cerrando la puerta tras de sí a la vez que la miraba de arriba abajo es cruzándola con sus ojos intensamente negros y brillantes si soy cristina lópez respondió sonriendo con una cálida sonrisa y estrechándole la mano reservé la habitación mientras conducía tuve que hacerlo desde el móvil y comenzaba a dudar de que hubiera hecho bien la reserva encantada de conocerte y bienvenida a san facundo cristina yo soy maruja y espera que es que siempre me tengo que explicar a ver que no es que yo sea una de esas cotillas de pueblo que están todo el día haciendo preguntas indiscretas y metiéndose en la vida de los demás sino que me llamo maruja y bueno a quién vamos a engañar si te digo la verdad sí que soy un poquito maruja para qué nos vamos a engañar dijo con voz divertida al tiempo que se ponia tras el mostrador y acercando la cara al monitor del ordenador añadía y también tengo que reconocer que esta es la primera vez que utilizo este maldito chisme porque normalmente es mi hija la que se ocupa de estas cosas pero es que precisamente hoy ha tenido que ir al hospital de salamanca para hacerse unas pruebas y que quieres que te diga hija mía que yo no acabo de entender del todo cómo va el programa es de las reservas y mira que mi hija me lo ha explicado como una docena de veces pero es que esto no se me da nada bien yo siempre he sido más de apuntarlo todo en una libretita y en el libro de registro cuando me acuerdo encantada de conocerla maruja por mí no se preocupe y hágalo como prefiera que para eso es usted una mujer tan agradable y divertida y respecto a lo del médico de su hija espero que no se trate de nada grave no
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