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En este nuevo episodio, nuestra compañera Iman nos comparte su experiencia personal sobre la crisis identitaria que ha vivido al sentirse entre dos países. Hablamos de los desafíos, del sentimiento de no pertenecer del todo a ningún lugar y de cómo se ha enfrentado a estos conflictos internos a lo largo de su vida. Acompáñanos en esta conversación sincera y profunda sobre identidad y pertenencia. ¡Dale al Play! 362v29
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Más allá de las fronteras, el podcast de Vega Baja Acoge, que te acerca a la realidad de quienes migran. Buenos días, buenas tardes, buenas noches, bienvenidos y bienvenidas un día más al podcast de Vega Baja Acoge, Más allá de las fronteras. Hoy, como siempre, estamos acompañados de la gran Tamara Gálvez y de una persona muy especial, ¿verdad Tamara? Pues sí. Hoy viene Iman, que tengo que destacar Marcelo, que es nuestra primera oyente. ¿Qué me dices? Cada vez que subimos un podcast, ella es la primera que lo escucha y me manda un de, tía, está muy bien, qué bien, me ha gustado o no me ha gustado. ¿Qué me dices? No suele pasar mucho, pero hace críticas muy constructivas. Entonces tendremos que tratarla con especial cariño.
Hoy es una invitada especial, Marcelo. Muchísimas gracias. Así que empezamos, Iman. Hoy Iman viene a hablarnos de la identidad y de la crisis identitaria que los hijos de migrantes sufren cuando están aquí. Entonces, Iman, ¿cuándo tú quieres? Bueno, mis padres llegaron a España a mediados de los 90. Primero se instalaron en Marbella y ya en el 98 se mudaron a Madrid. Justo en ese año nací yo. Y antes de cumplir los tres años, pues nos trasladamos a La Vega Baja y nada más llegar, pues entré a Educación Infantil. Durante mi etapa escolar, tanto en infantil como en primaria, recuerdo que mi madre siempre se aseguró de que participaran todas las actividades escolares y una de ellas es la festividades navideñas y encantar villancicos.
A lo mejor a la mayoría les parece algo normal, en La Vega Baja, aquí en Orihuela, en Cayosa, pero hay que decir que yo provengo de una familia musulmana y eso no es lo habitual. Por eso quiero recalcar que mi madre se esforzó bastante para que yo me pueda integrar de forma natural. Entiendo, Iman, que has descrito una infancia como muy bonita, muy tranquila, muy integrada, en un ambiente como debe ser, un ambiente educativo, en un colegio estupendo y súper bien. Yo soy profesor de secundaria, de instituto, y quería preguntarte cómo fue el cambio, la adolescencia, digamos, que es una etapa mucho más delicada, más complicada.
Sí, como tú dices, es una etapa bastante delicada y yo recuerdo que, aproximadamente a los 12 años, después de terminar el curso de sexto de primaria y antes de entrar al instituto, pues decidí junto a mi mejor amiga ponerme el hijab, que es conocido aquí como el pañuelo. Bueno, tras finalizar el curso, al igual que la mayoría de los marroquíes, pues viajamos en las vacaciones de verano a Marruecos para visitar a nuestros familiares, familias. Entonces, yo aproveché ese momento y me puse el hijab, ya que al ser un país musulmán, pues iba a ser mucha más fácil la adaptación. En ese momento me sentía bastante feliz, ya que al compartir la misma vestimenta que los demás, pues eso me hacía sentir que estaba integrada en la sociedad marroquí.
Pero claro, el tiempo pues iba pasando y las vacaciones se iban terminando, y fue ahí donde empecé a preocuparme por lo que sucedería al llegar a España. Y lo que más me preocupaba era cómo me percibirían mis compañeros, qué dirían sobre mí, y también me asustaba mucho las miradas que iba a recibir. Todo eso no paraba de dar vueltas en mi cabeza. Entonces, se me ocurrió la idea de convencer a mi padre para que en lugar de cruzar por la frontera de Tánger, lo hiciéramos desde Ceuta, ya que al haber españoles, pues me sentiría mucho más cómoda.
Y también para observar si la gente pues me miraba, o si alguien me criticaría, o si alguien pues me diría algo, algún comentario negativo. Claro, pensaba que si en Ceuta nadie notaba mi cambio de vestimenta, tal vez al llegar a mi ciudad, pues pasaría desapercibida. Pero claro, no caí en que pues en Ceuta pues no me conoce nadie, mientras que en mi ciudad sí.
Entonces, Iman, tú hiciste una prueba, te vaste a Ceuta, no pasó nada, todo era natural, y llegaste a tu ciudad, Cayosa, y te vas a Ceuta.
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