ESTUDIOS DE HARRY POTTER 524o48

Entramos en un vestíbulo.

Encima de nuestras cabezas hay colgando un dragón gigantesco, de color blanco, que da mucho miedo.

Pero esperad.

Viajemos a la cena de Navidad.

Cuando comenté, Vamos a hacer un capítulo del podcast sobre los estudios de Harry Potter.

Y mi tía dijo, Ah, pero, ¿tú ya sabes lo que ha estudiado Harry Potter? Se hizo el silencio en la mesa.

Y después unas sonoras carcajadas inundaron la sala.

Me refiero a los estudios Iseba, así le digo a mi tía, porque mi familia, de parte de mi madre, es del País Vasco, y ahí no se dice tías, ahí se dice Iseba.

Pero continuemos.

No, me refiero a los estudios donde se grabaron las películas de Harry Potter.

No hablo de lo que estudió Harry.

Además, todos los libros y las películas van básicamente sobre qué estudia Harry Potter.

¡Magia! Pero luego, si profundizamos, tienen las asignaturas troncales, las opcionales, y un mundo en el que no entraremos.

Eso, para otro capítulo.

Así que...

Hola, me llamo Rock y tengo ocho años.

Os doy la bienvenida a un lugar secreto.

Un lugar lleno de aventuras.

¡Mi palacio mental! Hace unos meses viví una aventura maravillosa.

Fuimos a Londres, una ciudad donde Navidad significa experiencia inolvidable.

Calles iluminadas, miles de tipos diferentes de chocolate caliente, parques de atracciones navideños, mercadillos llenos de decoraciones, villancicos en cada esquina, decenas de árboles por toda la ciudad, estanterías repletas de libros navideños...

Y a sólo treinta minutos de Charing Cross, un lugar icónico en el mundo de la Warner, ¡los estudios de Harry Potter! Nada más llegar, un paseo de varitas gigantes, enormes, magníficas, te acompaña hasta la puerta de los estudios.

Yo me hice una foto con la varita de Quien Tuya Sabes, que para mi gusto es la más chula de todas.

Al entrar al vestíbulo, un amenazante Iron Belly ucraniano, es decir, el enorme dragón del que te he hablado antes, te da la bienvenida.

Nos esperan noventa mil metros cuadrados, lo que serían unos veinte campos de fútbol, que según la guía tardaremos unas tres horas y media en recorrer, pero nosotros tardamos ocho horazas.

Básicamente, llegamos cuando abrían y nos marchamos cuando cerraban.

Lo primero que visitaremos nos espera cruzando unas enormes puertas que te sonarán, las que cruzaron Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint por primera vez en el año 2000, el gran comedor de Hogwarts.

Es exactamente igual que el de la película, porque es el de la película.

Nos explicaron que el suelo es de piedra, pero que las paredes son de madera pintada para dar el efecto de piedra de castillo.

Colgados en la pared vemos cuatro enormes portatorchas que representan los cuatro animales de las casas de Hogwarts.

Y sí, si miras hacia arriba no ves nada.

¡Es broma! ¡Son cientos de velas!