
Descripción de La estrella sobre el bosque de Stefan Zweig 6n5g3c
Un cuento lleno de romanticismo con un tren, una condesa polaca y un camarero, y sobre el final, una estrella. Este es el cóctel literario con que Stefan Zweig (1881-1942) nos conduce por las calles de este relato tan original. ¿Podemos desear que un cuento tenga otro final? Para ello te invito a escucharlo. 2h2043
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La estrella sobre el bosque un cuento de stefan zweig yo soy la voz que te cuenta comienza el cuento con una dedicatoria que dice a carla jeans que de todo corazón un día cuando el diligente y apuesto camarero françois se inclinó sobre el hombro de la bella condesa polaca ostrov ska sucedió algo extraño sólo duró un segundo y no fue un estremecimiento o un sobresalto un temblor o una emoción y sin embargo fue uno de esos segundos que abarcan miles de horas y de días llenos de júbilo y tormento como el vigor vehemente de los grandes y fragor osos robles con todas sus ramas que se mecen y sus copas que se inclinan está contenido en un solo granito de semilla en ese segundo no sucedió nada visible françois el y el camarero del gran hotel de la riviera se inclinó aún más para presentar con mayor comodidad la fuente al cuchillo indeciso de la condesa pero su rostro descansó ese momento a pocos centímetros de las ondas dulcemente rizadas y perfumadas de su cabeza y cuando instintivamente alzó la mirada devota sus ojos turbados vieron la suave y luminosa línea blanca con la que su cuello surgía de esa marea oscura y se perdían el vestido rojo oscuro abullonado una llamarada color púrpura le invadió y el cuchillo vibró suavemente en la fuente empresa de un imperceptible temblor aunque en ese segundo frank swain tuyo a todas las graves consecuencias de este repentino hechizo dominó hábilmente su agitación y siguió sirviendo con el entusiasmo reservado y un poco galante de un garzón de buen gusto alargó la fuente con movimiento medido al acompañante habitual de la condesa un aristócrata maduro dotado de una perturbaba elegancia que relataba cosas indiferentes con entonación refinadamente acentuada y en un francés cristalino luego se apartó de la mesa sin alterar su mirada o su gesto estos minutos fueron el comienzo de un estado de ensueño año muy extraño y ferviente de un sentimiento tan impetuoso y exaltado que apenas le corresponde el término grave y noble de amor era ese amor de fidelidad canina y desprovisto de deseos que los seres humanos generalmente no experimentan en la flor de su su vida que sólo sienten las personas muy jóvenes o muy ancianas un amor sin reflexión que sólo sueña y no piensa olvidó por completo ese injusto y sin embargo inalterable desprecio que incluso personas inteligentes y círculos afectas manifiestan hacia seres humanos que visten el frac de camarero no especuló sobre posibilidades y casualidades sino que alimentó en su sangre esa extraña inclinación hasta que su profundidad escapó a toda burla y critica su ternura no era la de las miradas secretamente alusivas y al acecho la temeridad de los gestos atrevidos que de repente se desata la pasión sin sentido de labios sedientos y manos temblorosas era una aplicación silenciosa un prevalecer de aquellos pequeños servicios que son tanto más excelsos y sagrados en su modestia cuanto que permanecen a sabiendas ocultos después de la cena alisaba las arrugas del mantel delante de la silla de la condesa con dedos tan tiernos y dulces como quien acaricia las manos queridas y plácidas de de una mujer colocaba las cosas en su proximidad con simetría devota como si las dispusiera para una fiesta con el mayor cuidado llevaba las copas que habian tocado sus labios a su estrecha y poco aireada bohardilla y de noche las deja a relucir á la luz perlada de la luna como si fueran joyas preciosas constantemente era desde cualquier rincón el secreto observador de sus movimientos y actividades bebía sus palabras
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