Estado fiscal-policial: Argentina versus España 641z1c

Mientras que Argentina reduce el espionaje económico de sus ciudadanos, España lo incrementa cada vez más. ¡Veámoslo! Hace unos días, en un vídeo, expusimos cómo el gobierno libertario de Javier Milei en Argentina había tomado una batería de medidas dirigida a eliminar la persecución fiscal de sus ciudadanos por parte de la Agencia Tributaria Nacional. Básicamente, lo que ordenó el gobierno de Javier Milei a la ARCA, la Agencia Tributaria Nacional de la Argentina, fue que dejara de inspeccionar y de recabar información sobre operaciones monetarias y bancarias que no alcanzaran ciertos umbrales.

Por ejemplo, la Agencia Tributaria Argentina dejará de recabar información sobre los particulares que realicen transferencias bancarias de importe inferior a 37.000 euros o que efectúen reembolsos de efectivo en los bancos por debajo de 7.000 euros. Como es obvio, el objetivo de esta elevación de los umbrales mínimos de las operaciones monetarias y bancarias dentro de la Argentina es hacer, desde un punto de vista fiscal, la vista gorda sobre todos aquellos gastos que se ejecuten por debajo de estos umbrales.

Es decir, el objetivo último es que el fisco no persiga a cualquier ciudadano de a pie en Argentina reclamándole que pague su parte proporcional de los impuestos, incluso cuando vaya a comprar un paquete de chicles en el kiosco. Pues bien, mientras que por un lado Argentina está abandonando este modelo de estado policial fiscal en contra de los ciudadanos y de las empresas, en España estamos transitando el camino justamente opuesto. Cada vez el gobierno socialista español incrementa más los controles y la supervisión sobre las transacciones privadas, por pequeñas que sean, que efectúan los ciudadanos, para exigir con mucho mayor celo el cumplimiento de todas y de cada una de sus obligaciones fiscales, por minúsculas que éstas sean.

Por ejemplo, los bancos españoles están obligados a declarar cualquier ingreso de efectivo superior a 1.000 euros o de cualquier otro importe siempre que se utilicen billetes de 500. Y a su vez, también están obligados a declarar ante la agencia tributaria cualquier transferencia que supere los 3.000 euros. En Argentina, 37.000 euros. En España, 3.000 euros. Pero es que ni siquiera así la agencia tributaria, la voracidad fiscal del Estado, se queda satisfecha.

Y por eso, a partir del año 2026, la agencia tributaria tendrá a toda la información sobre transferencias de dinero, sobre todas las operaciones que se efectúen a través de Bizum.

Bizum es un sistema de pago móvil que permite una transferencia bancaria instantánea y gratuita, entre particulares, y cuya utilización está creciendo entre la población. Y justamente por eso, Hacienda también quiere meter las narices y tener información directa sobre qué tipo de transacciones, qué tipo de transferencias se efectúan a través de Bizum. ¡Qué cuidado! No se trata de transferencias de un importe gigantesco. El importe medio de la transferencia en Bizum durante 2024 fue de 53 euros. Pero aún así, Hacienda quiere tener un conocimiento absoluto sobre estas pequeñas transferencias entre particulares.

No sólo obliga a los bancos a que la informen de cualquier transferencia con un importe superior a 3.000 euros, sino que, a partir de 2026, también sobre cualquier transferencia de cualquier importe que se desarrolle dentro de Bizum. ¿Y por qué Hacienda quiere tener toda esta información? Pues, obviamente, para poder exigir, si así lo decide, que los ciudadanos paguen mayores impuestos. Porque todas las transferencias entre particulares están sujetas a los impuestos del Estado.

O bien estamos hablando de donaciones, o bien estamos hablando de ingresos personales. Y, por tanto, si los particulares no declaran esa cantidad de dinero que les ha sido donada y liquidan el correspondiente impuesto, o ese ingreso personal que han obtenido y pagan el correspondiente IRPF, entonces están defraudando a Hacienda. Pero si Hacienda no sabe que están recibiendo esos importes de dinero, ya sea como donación o como ingreso personal, pues, entonces,