Episodio 27 T3: «Metro» de David Mitchell o Cómo escribir sobre un instante crítico 1d166r

Mi rostro me mira intensamente mientras mi aliento lo va empañando. El dispositivo oculto en la bolsa de deportes que llevo a mis pies ha empezado a desgranar sus segundos de muerte. Un temporizador, solenoides, muelles dentro de muelles. La mano de Dios tamborilea los dedos antes de dar comienzo a la tarea sagrada de su serendipia. Bienvenidos a nuestra mesa de disección. Cojan guantes y escalpelo y prepárense para abrir la ficción de hoy en canal. Esto es Pistiópatas.

Buenos días Eric. Hola Víctor. Buenos días. ¿Cómo estamos? Bien, bien. Volvemos aquí otro domingo más. Literalmente es domingo por la mañana. Sí, es domingo por la mañana.

Estoy aquí intentando controlar la música que no se oye de fondo, pero bueno, imagino que luego seguirá. Yo sí la oigo. Ah, ¿sí? Será cosa mía. Hoy me tocaba a mí traer una cosita y como veo que se nos acaba, digamos, el material, porque ya tenemos que ir escogiendo un poquito más lo que traemos porque ya se acaba la temporada y Pistiópatas, pues nada, yo he traído hoy a Metro de David Mitchell, que Metro en realidad no es un relato, pero funciona muy bien como relato. Es una parte de la novela Escritos Fantasmas, la primera publicación, la primera novela de David Mitchell, que a mí me gusta mucho y bueno, como quería traerlo, pues aquí está, en nuestro programa.

Sí, a ver, estuvimos hablando de esto y yo te dije que viendo el modo en que escribe David Mitchell, que hace este tipo de novelas en las cuales no es una rama al uso, sino que son como historias que se van enlazando entre sí, es interesante porque este al final es un capítulo, entiendo, de la novela, pero funciona como relato y eso es lo que a mí me interesa. Ya hemos tenido casos parecidos a este, como el de Clara Obligado, Antípodas, el reto de Antípodas, que al final ella piensa en esa hibridación del libro de relatos, que al mismo tiempo puede funcionar como novela. Esto vendría a ser algo parecido, entiendo. Sí, efectivamente. Y bueno, si te parece, voy a hacer una pequeña semblanza de David Mitchell, para quien no lo conozca a estas alturas, pues que lo conozca un poquito y que le pique la curiosidad por leerlo, porque la verdad es que a mí me gusta mucho cómo escribe.

Yo soy muy fan de David Mitchell y no he leído todo, precisamente porque he tenido que dar paso a otras lecturas y tal, pero al menos la mitad de su obra la he leído y digo que merece mucho la pena. David Mitchell es de Inglaterra, es un escritor novelista inglés, así como curiosidad residió durante un año en Sicilia y luego se mudó a Hiroshima, donde trabajó como profesor de inglés para alumnos de escuelas técnicas durante ocho años, antes de regresar de Nueva Inglaterra, donde ahora vive en Cork, en Irlanda, con su esposa japonesa Keiko y sus dos hijos. Digamos que su visita a Hiroshima le trajo esta perfecta sincronía con la vida. Y de hecho no es casual que muchos de sus obras tengan ese referente japonés o ese regusto oriental.

De hecho aquí mismo en el escrito fantasma, lo que tenemos hoy en día, hoy con nosotros, pues Tokio es una parte fundamental de la novela y del relato. De hecho, escrito fantasma, así para poner un poco en antecedentes, transcurre por distintos puntos del globo, desde Okinawa hasta Mongolia, Mongolia hasta Nueva York. Usa nueve narradores que se entrelazan, que es lo que, como hemos dicho, suele hacer con con muchas otras de sus novelas. Esto de entrelazar historias, aunque sean tiempos diferentes, le gusta mucho jugar con eso. Por esta novela además consiguió el premio de John Llewellyn Rees, que es para el mejor autor británico, menor de 35 años y fue nominado para el Guardian First Book Award. Luego tuvo nueve novelas.