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Entrevista con la Vampira: “Nombrar es imposible: mujeres con pseudónimo” 3e1n3f
Descripción de Entrevista con la Vampira: “Nombrar es imposible: mujeres con pseudónimo” 333l1v
“Nombrar es imposible” nos dice Silvia Pérez Cruz en su preciosa canción y utilizamos su hermoso título para nombrar, precisamente, el programa que les dedicamos a ellas: a todas esas malas mujeres literatas que tuvieron que esconderse tras un pseudónimo masculino para escribir, una grieta del sistema que les permitió ser a través de las letras. Hablamos de ellas y de la importancia de los nombres, de ser nombrados/as como queremos, de las historias que se esconden detrás de nuestro antropónimo. Y lo hacemos en compañía: en este programa no solo nos acompañan nuestras amigas de “Entre Lobas”, en concreto, Olga, Leyre, Marga y Mireya, sino que también los chicos y chicas de 4º ESO + Empresa del IES Calderón de la Barca de Pinto (Madrid), que decidieron realizar su estancia de prácticas en nuestra emisora. Ellos y ellas son: Bianca, Rubén, Irene, Andy y Valentina. Locución: Roxana Zelensky y Eugenia Rodríguez Navas Guion: Eugenia Rodríguez Navas 5s9w
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
¿Quieres que te cuente la historia de mi vida? Te contaré mi vida, te la contaré toda.
Gracias, Louis. Pero ahora nos toca a nosotras.
Trasciende a otro mundo. O inframundo.
¿Conoces la sensación de que te llamen bruja? ¿Histérica? ¿Loca? ¡Te invocamos! Escúchanos en Entrevista con la Vampira, cada dos jueves en RadioSata.org, a las 7 de la tarde y en iVoox.
Y recuerda, stay alive.
Como ustedes saben, durante mucho tiempo, especialmente durante el siglo XIX y comienzos del XX, muchas mujeres utilizaron pseudónimos masculinos para afirmar sus obras artísticas, puesto que la creación no se consideraba un ámbito propio del sexo femenino.
Solo aquellas mujeres, malas mujeres, ya saben, aquellas que sacaron el pie del tiesto, las atrevidas, las poco prudentes, las poco decentes, o sea, las libres, se atrevieron.
Aquí tenemos una entraña de floreja, Bianca y Valentina, son amigas y compañeras residentes en Pinto.
Por unos cénitimos de euro, dígame nombres de mujeres que utilizaron dichos pseudónimos en la creación artística, como por ejemplo, las Hermanas Bronte. Un, dos, tres, respondo otra vez.
Las Hermanas Bronte, Emily Charlotte y Ana.
Las Hermanas Bronte, Emily Charlotte y Ana.
La de Mujertitas, Luisa May Acot.
La de Mujertitas, Luisa May Acot.
María de la Olejarraga, que no, Martínez Sierra.
María de la Olejarraga, que no, Martínez Sierra.
Fernán Caballero, es decir, Cecilia Bol de Faber.
Fernán Caballero, es decir, Cecilia Bol de Faber.
Fernán Caballero, es decir, Cecilia Bol de Faber.
Ay, Rafael Luna, digo, Matilde Cherner, que dicen que se suicidó por el escándalo de su obra María Magdalena, con lo valiente que fue al escribir en esa época sobre la prostitución.
Vale, Matilde Cherner.
Vale, sigo. Jane Austen, que era de Vaya Lady.
Jane Austen, Vaya Lady, pero Vaya Lady no es masculino.
Regminton Steele, es decir, Laura Holt.
Regminton Steele, es decir, Laura Holt, pero eso es un personaje de ficción, ¿no? Era una serie de televisión de la prehistoria, ¿no? ¿No se puede? Vale, supongo que sí, pero era una agencia de detective, no una obra de arte.
Lady Wilson, que es de Penelope Lost Bridgeton.
Un momento, ¿Súper Catañonas? ¿Eso vale? Escribe en una publicación, es periodismo, arte.
Claro que vale.
Concepción Figuera, Martínez.
La del cuadro al natural, el del museo de Pablo Picasso.
Concepción Figuera.
María Andresa Casamayor.
Casamayor.
Qué ingeniosa ella, quiso un anagrama con su nombre para su seudónimo.
Casandro Mames, de La Marca.
Casandro.
La Condesa Sangrienta, Báthory.
Matar, eso sí que no.
La Matallayas.
Matallayas, ¿se puede saber quién es esa? Una asesina en serie que mataba a mujeres mayores.
Ah, la minadora de Socuellamos.
Mató a su marido.
Estoy pensando que a los maridos que matan mujeres, que hay muchos, no les ñaban por nada.
Sigan sus nombres como para ponerles un mote, de momento solo presuntos.
Como la de Viudas Negras, por matar al marido.
Exactamente igual, Carmen Mola.
Carmen Mola no, rotundamente.
Y puede ser bello intentar lo imposible, pero cada vez que hablamos algo queda fuera de los nombres.
Cada palabra omite la única parte única de aquello que quiere decir.
Nombrar es olvidar.
Y hoy quiero recordar.
Quiero recordar que no hay ni bien ni mal, ni blanco ni negro, ni arriba ni abajo, ni lados ni costados, ni hueco ni profundo, ni límites ni centro, ni género posible.
No se necesita la palabra.
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