"El socialismo se basa en la envidia" - Con Manuel Llamas 5b1pw

Bienvenidos a esta nueva edición de Caracara, en la que tendré el inmensísimo placer de entrevistar a Manuel Llamas en relación con su último libro, ya publicado, El socialismo, la ruina de España. Manuel, muchísimas gracias por acceder a esta invitación.

Un placer, Álvaro, estar contigo aquí en este Caracara. Encantado.

Pues muchísimas gracias.

En esta nuestra casa, además.

En esta nuestra casa.

Casa común.

Lural.

Casa común.

Muy acogedora.

Sí, sí, sin duda.

Llegando a los comentarios de otras entrevistas previas, he notado que a la gente le gusta que las entrevistas tengan una cierta estructura porque ayuda a seguir el hilo. Entonces me gustaría empezar haciéndote, lo digo también para que quien nos esté escuchando tenga ya esa imagen en la cabeza, una serie de preguntas en relación con el socialismo, que es el tema sobre el cual pivota el libro, el tema central, sobre el cual giran todas tus reflexiones.

En segundo lugar te haré una serie de preguntas en relación con el liberalismo y en tercer lugar vamos a ver ciertas cuestiones que nos tocan más de cerca en la España de hoy. ¿Vale? Perfecto.

¿Sí te parece bien? Sí, sí, genial.

Yo creo que así queda con un cierto orden y se va a poder seguir quizás mejor. Voy a empezar haciéndote una serie de preguntas en relación con el socialismo y ya dentro de esta disección un poco cartesiana ya te adelanto que son las incógnitas que a mí se me plantean, que es en primer lugar el fracaso estrepitoso del socialismo y aun así los constantes intentos de repetirlo. Entonces lo primero es el fracaso del socialismo y luego en segundo lugar, pese al fracaso del socialismo, la popularidad del socialismo.

Digamos que estas son las cuestiones que a mí más interés me han suscitado en general de este tema y en tu libro las abordas muy bien. Entonces me gustaría que empezásemos con la cuestión del fracaso del socialismo. ¿Por qué el socialismo fracasa una vez detrás de otra? Yo soy mucho de tirar de refranero porque el refranero popular contiene la sabiduría del pueblo y la experiencia, es la voz de la experiencia. Entonces se suele decir que el hombre es el único animal, ser vivo, que tropieza no una ni dos sino hasta mil veces en la misma piedra y el ser humano por desgracia ha caído en el error del socialismo una y otra vez a pesar de que ha fracasado de forma estrepitosa siempre y en todo lugar.

Porque esto hay que recordarlo porque luego siempre vienen otros socialistas que pretenden hacer el mismo proyecto de ingeniería social, su particular utopía socialistoide, y uno de los argumentos que utilizan es que no se ha aplicado bien. El problema no es el socialismo, el problema es los que lo han intentado aplicar, que se han desviado, son unos corruptos, unos tiranos. Que no son ni dos ni tres. Que no, no. Por lo cual si hubiese sido solamente uno dices oye quizás este se equivocó, pero cuando ya lo contamos por decenas... Exacto, y luego hay otro gran mito y otra gran mentira, otra gran trampa que utilizan los totalitarios socialistoides de todo signo y condición, que es que eso no es verdadero socialismo.

Entonces eso es mentira, evidentemente, siempre que se ha intentado llevar a cabo el experimento socialista ha fracasado. ¿Por qué ha fracasado? Porque es imposible empíricamente que pueda triunfar y no puede triunfar porque esto ya está demostrado por algunos de los autores de la escuela austríaca de economía, es la teoría de la imposibilidad del cálculo económico. Bajo un régimen socialista puro y duro no es posible determinar precios porque no hay propiedad privada y no hay transacciones libres y voluntarias y al no haber ni propiedad privada ni transacciones libres y voluntarias todo el régimen o todo el sistema descansa sobre un órgano de planificación central y es imposible que un individuo o un millón de individuos, me da exactamente igual, sean capaces de tener la información que existe de forma dispersa en cada uno de nosotros.

Esto ya está estudiado desde hace siglos, la escuela de Salamanca solía decir que el conocimiento que se requiere para establecer el precio de un bien o servicio es de tal magnitud que tan solo Dios es capaz de conocerlo. Ningún hombre ni ningún grupo de hombres es capaz de determinar el precio real de un bien, entre otras cosas porque el precio cambia constantemente a través de la oferta y la demanda, pero esa interacción constante de millones de individuos actuando de forma individual en su propio beneficio, buscando su propio beneficio, intercambiando bienes y servicios, cuidado importante, buscando su propio beneficio,