¿El lenguaje MATA al ARTE? 3w576h

¿El lenguaje mata al arte? A lo largo de la historia, muchos pensadores han planteado conceptos e ideas que nos hacen pensar que el lenguaje es un arma de doble fin. Por un lado, tiene la posibilidad de nombrar, de crear, de construir significados, pero por otro lado, ese nombramiento, esa búsqueda de sentido concreto de las cosas, puede matar, liquidar todas las posibilidades y potencias de los significantes. Sus posibilidades sensibles puede estandarizarnos, homogenizarnos y convertirnos en esclavos de las formas.

Entonces, ¿cómo pensar el lenguaje en nuestra práctica artística? ¿Es una frontera, una ruta libre, un espacio abierto o una jaula? Bienvenidos al capítulo 40 del podcast Pensar la Imagen. Como siempre, antes de empezar, quiero invitarlos a que se suscriban al canal, a que lo hagan suyo, a que compartan, a que comenten. También que recorran todos los días nuestras redes sociales, que siempre estamos compartiendo reseñas de artistas, citas, comentarios sobre el arte contemporáneo. Y por supuesto, los invitamos a sumarse a nuestro grupo de mentorías y asesorías a través de la plataforma PensarlaImagen.com.

En estos días, gracias a una invitación de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, accedí a un texto que desconocía por completo. Son los pensamientos de Fernand Ligny, un pedagogo francés del siglo XX. En uno de sus textos señala, la paradoja del lenguaje, afirma de Ligny, es que el mundo de las palabras crea el mundo de las cosas, y al mismo tiempo que la palabra mata la cosa. Este planteamiento de Ligny me hizo trasladarme inmediatamente a la eterna discusión del arte entre forma y contenido, entre técnicas y discursos.

Resumen a una cita de Michel Foucault que constantemente reviso. Dice, es preciso que el lenguaje retrase hasta el infinito este límite que lleva consigo, y que marca a su vez su reino y su frontera. Nuevamente tocamos aquí en Pensar la Imagen esa dura, eterna, anacrónica batalla entre la forma y el contenido, entre la potencia del discurso y las posibilidades de la técnica.

En otro momento hemos hablado que la producción del arte contemporáneo es un proceso híbrido, que no hay una preponderancia de una u otra, sino que es la construcción, la producción, el pensamiento artístico, a través de pensar las técnicas, de pensar las estéticas, a través de un pensamiento humano, de un sentipensar humano, de cualquier tema, del tema que nos agite. Sin embargo, volvemos una y otra vez a esta discusión.

La razón por la que volvemos es que creo que no está resuelta y nunca va a estar resuelta.

¿Por qué? Porque hay procesos académicos, pedagógicos, del mercado, dinámicas de las artes, que ponen en lucha, que confrontan esto. Y yo creo que además es muy sano confrontarlo constantemente. Es muy sano repensar constantemente las disciplinas, las formas, las técnicas, las estéticas, así como éstas se relacionan a los distintos discursos políticos, sociales, económicos y culturales en los distintos momentos de la historia del arte. Así que vamos a retomar y a repensar esa discusión nuevamente, pero esta vez atravesada por un texto de Roland Barthes que se llama De la obra al texto.

Este texto de Roland Barthes aborda, desde el sentido de la literatura, esta relación que hay entre lenguaje, obra y texto, cuestionando por supuesto el papel del autor, el papel del lenguaje y cómo llega, cómo se relaciona la obra con el mundo. Así que esta traslación de este texto de Roland Barthes nos puede iluminar el camino o identificar esas grietas que surgen cuando interrogamos el lenguaje en el arte.

Nos vamos a detener entonces en cuatro puntos para analizar la producción artística contemporánea, su relación y correlación entre la forma y el contenido. El primer punto sería que Roland Barthes ubica el texto como un campo metodológico jerarquizado, categorizado y por lo tanto ese texto que se sustenta del lenguaje vive, convive, se desarrolla en un campo limitado.

Este planteamiento de Barthes lo podemos ubicar en el arte creo que de manera muy evidente.

Lastimosamente nosotros los artistas y la práctica artística ha sido sometida siempre al campo clasificatorio y categorizador de la academia y de las instituciones culturales, ni hablar del mercado del arte. Estas categorizaciones que se hacen desde la academia justamente para buscar explicación, para tratar de estudiar los fenómenos que suceden alrededor de la producción artística y sus discursos, lastimosamente terminan permeando la práctica artística. Si la categorización y clasificación se mantiene y se sostiene dentro de la práctica artística,