
Eje Ambiental. Episodio 9: Julián Aguilar. 6h64x
Descripción de Eje Ambiental. Episodio 9: Julián Aguilar. 5i2a3
Julián llegó siendo un niño a la barranca antes de que existiera La Rambla. Un representante de nuestra identidad cultural, de los oficios ancestrales como el tejido a mano de redes que está casi en extinción. 125m38
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
La Florida, historias de una playa del Paraná.
Estamos en una gran ciudad hermosa que tiene la suerte de estar en un lugar natural, geográfico, completamente privilegiado.
Tenés una comunión con el agua, el aire.
Es salud venir acá a la Florida, al río, es salud.
La Florida, historias de una playa del Paraná es un podcast para recuperar y poner en valor la historia de nuestra playa desde sus orígenes hasta la actualidad.
Es rescatar esta identidad que tenemos los santafesinos, que también tenemos río.
Para pensar el territorio y reflexionar sobre el paisaje, el valor de trabajar en equipo y las posibilidades de recuperar nuestra historia repensando a la cultura local como una cultura del río.
Vivimos en un lugar de enorme biodiversidad que puede combinar lo mejor de lo urbano con lo mejor de lo natural.
La Florida, historias de una playa del Paraná.
Y en el marco de los 300 años de Rosario nos parecía que este era un territorio que también teníamos que poner en valor.
Idea, Patricio Alday.
Producción general, Débora Yónico.
Conducción y edición, Lucía Fernández Cívico.
Sonido, Patricio Abate.
Fotos, Guillermo Turín.
Música, Saquara.
La Florida, historias de una playa del Paraná.
Mi nombre es Escolástico Julián Aguilar, más conocido como Julián el Negro Aguilar.
Vivo en la Florida desde hace un montoncito de tiempo, desde el 17 de agosto de 1966, y vivo acá.
Bueno, en estos momentos me estoy dedicando a tejer y armar redes para los pescadores, pero mi oficio es pescador.
Desde siempre, desde que dejé el colegio, me dediqué a la pesca artesanal y hasta ahora, hasta hace tres años atrás, es lo que he venido realizando siempre.
¿Cómo es un día de un pescador acá en el Paraná? Y un día de pescador ha cambiado muchísimo, ha variado muchísimo, porque la cadena comercial ha cambiado también.
Normalmente el pescador pescaba de noche, vendía su producto antes de aclarar para la conservación.
Con las cadenas de frío ya no tiene importancia en el momento en que se venda.
Y entonces se pesca más también todo el día.
Normalmente un pescador cortaba siempre al mediodía, en las horas de mayor calor.
En verano no se pescaba nunca.
Pero ahora sí, desde hace mucho tiempo, ya que con el tema de tener más cerca el frío, que es importante para la conservación de las especies o de los especímenes, se trabaja más continuado.
¿Todo el año? Todo el año, salvo cuando el tiempo no lo permite.
¿Qué sería que el tiempo no lo permita? Una tormenta fuerte, sudestada.
No hay sudestadas continuas ahora, pamperos continuos.
Esto es algo que he venido observando, que las tormentas son más rápidas, más fuertes y más cortas.
Normalmente una sudestada duraba tres, cuatro días.
Ahora dura de un día al otro, corta.
Un viento pampero soplaba y estaba de un día para el otro, o dos días.
Y ahora viene, hace desastre, y pasan más violentas.
Eso sí son más violentas.
¿Qué pescabas cuando empezaste? ¿Qué se pesca ahora? ¿Cómo cambió eso? Bueno, ¿qué pescábamos? Calidad. Pescábamos calidad.
Lamentablemente, a partir de la apertura de las exportaciones, ya se pesca cualquier cosa.
En esta zona se pescaba pacús, urubí, dorado, sábalo, boga, manguruyú, patí.
Había grupos que pescaban con espineles, pescaban amarillo, moncholo, mandubé, mandubí.
Ahora se pesca todo en tamaño industrial, no importa el tamaño.
¿Cómo es esa diferencia? Puedes decir, los que pescaban con espineles sacaban otros peces. ¿Por qué? Claro. La pesca con red, se pone la red en el río, la correntada va llevando la red, y la malla, la medida de la malla va eligiendo la medida del pez que puede quedar en esa red.
Es un trabajo físico, normalmente.
Ahora hemos mejorado bastante, porque cuando yo era joven, terminaba de levantar la red, me agarraba los remos y te tenías que volver a la ranchada todo mojado.
Comprarse un par de botas era muy caro, no existían los pantalones para la lluvia, las capas para la lluvia.
Nos poníamos a veces una bolsa encerada o un plástico para no mojarnos tanto, pero era mucho más físico.
Ahora los motores son muy confiables.
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