Ecos del Averno T1.11- Sanatorios Embrujados, Cementerios Malditos y Desapariciones Misteriosas 2vn3k

Bienvenidos, buscadores de lo inexplicable, a un nuevo podcast de Ecos del Averno. Soy Daniel y hoy seré como siempre vuestro guía en este viaje hacia los rincones más oscuros del misterio y lo inexplicable. Preparad vuestros sentidos, ponedos cómodos, apagad las luces y ajustad el volumen de los auriculares, porque lo que vais a escuchar hoy os llevará al borde de vuestros asientos y quizá un poco más allá.

Imaginaros un edificio imponente, de ladrillo rojo, delgastado por el tiempo, erguido solitario en lo alto de una colina. Las ventanas, rotas y desoladas, parecen ojos vacíos que todo los observan. El aire, pesado y cargado de secretos, se rompe solo con el crujir de las tablas bajo los pies de quienes se adentran en él. O quizá por algo más. Construido en 1910, el sanatorio de Waverly Hills, en Louisville, Kentucky, nació con el noble propósito de salvar vidas en plena batalla contra la tuberculosis, la temida plaga blanca.

Pero lo que ocurrió entre sus muros lo transformó en un símbolo de muerte, desesperación y de horrores que aún hoy se niegan a ser explicados. A principios del siglo XX, la tuberculosis asolaba a comunidades enteras. El sanatorio abrió sus puertas ofreciendo aire fresco, reposo y tratamientos que prometían curar. Pero pronto esa promesa se desvaneció.

Imaginemos por un momento el lugar. Pasillos interminables, repletos de camas, el eco persistente de la tos convirtiéndose en una siniestra sinfonía macabra. Los médicos, desesperados por frenar la epidemia, recurrieron a métodos extremos. Operaciones sin anestesia, experimentos que rayaban en lo inhumano. Y cuando la muerte finalmente se imponía, los cuerpos eran transportados por un oscuro pasaje subterráneo conocido como el túnel de la muerte, borrando así, como si se quisiera olvidar, el horror de lo vivido.

Rebobinemos en el tiempo. En 1910, este sanatorio era un faro de esperanza en medio de la tragedia que asolaba Louisville. Pero conforme la tuberculosis se extendía, el edificio se convirtió en una ciudad de los condenados. Se dice que más de 6.000 almas perecieron entre sus muros, aunque algunos sostienen que el número real podría ser aún mayor.