La Dama de Sheep Flats “El Misterio resuelto de Mary Silvani” 5r1r2j

Hay lugares donde el tiempo parece detenerse. Uno de esos lugares es Sea Flash, una zona remota y boscosa cerca del lago de Tahoe, en Nevada. Un lugar al que uno va a buscar paz, desconexión y quizá un poco de soledad. Pero no respuestas, y mucho menos preguntas. Fue en ese rincón de la naturaleza donde en el verano de 1982, unos excursionistas encontraron algo que les cambiaría la vida para siempre. El cuerpo de una mujer joven, abandonada entre los árboles, como si alguien hubiera querido esconderla del mundo. No tenía nombre, no tenía documentos, nadie la buscaba. No había testigos, ni cámaras, ni pistas. Solo un cuerpo, su silencio y el disparo que le había apagado la vida.

Durante años, décadas incluso, la llamaron Jane Doe, la mujer de Sea Flash, la desconocida. Su rostro reconstruido digitalmente fue compartido por policías, forenses y voluntarios. Pero nada, nadie sabía quién era, nadie reclamó su memoria y su caso quedó guardado, en una carpeta más del archivo de los olvidados. Pero lo que nadie sabía, en 1982, ni los forenses, ni los periodistas, ni el propio asesino, es que un día la ciencia le devolvería la voz. Que sus genes hablarían, que su historia saldría de la tierra en la que la enterraron y que gracias a una tecnología que entonces parecía de ciencia ficción, su nombre sería devuelto al mundo. Se llamaba Mary Edith Silvani y cuando finalmente supieron quién era ella, también supieron quién la mató.

Bienvenidos a un nuevo episodio de este podcast, donde cada historia guarda un secreto. Antes de comenzar quería pediros que si os gusta este contenido no olvidéis suscribiros y dejar un like. Esta es la mejor manera de poder llegar a más personas y seguir dando voz a historias que merecen ser recordadas. Mi nombre es May García y estáis escuchando Dosier Criminal. Cuando un caso se resuelve después de tanto tiempo, lo primero que nos preguntamos es quién era esa persona realmente, qué sueños tenía o quién la echaba de menos. Y en el caso de Mary Silvani, esas preguntas tardaron casi 40 años en empezar a tener respuesta. Mary nació el 29 de septiembre de 1948 en Pontiac, Michigan. La familia era trabajadora, sus padres eran John y Blanche Silvani.

Su infancia, según los registros y los datos recogidos, no fue nada fácil. Cuando Mary tenía apenas tres años, su madre abandonó el hogar. Blanche sufría problemas de salud mental, estuvo entrando y saliendo de hospitales psiquiátricos hasta su muerte en 1980. Esa ausencia, la de una madre que físicamente no podía estar presente ni emocionalmente disponible, marcó profundamente la vida de Mary. Y si esto no era suficiente, su padre John murió cuando ella tenía tan solo 16 años. Y a partir de ahí, Mary quedó sola, sin madre, sin padre y sin nadie que la apoyara. Era una joven que apenas estaba comenzando a entender quién era y el mundo ya la había quitado casi todo. Sabemos que Mary vivió en Detroit durante buena parte de su juventud.

También sabemos que en 1974 fue arrestada por un delito menor, lo cual sería un detalle aparentemente irrelevante si no fuera porque una de sus huellas dactilares quedó registrada ese día y que esa huella sería clave más de 40 años después para confirmar su identidad. Quienes la conocieron en Detroit, a pesar de sus circunstancias, la describían como una persona callada, introvertida, pero amable. Eso sí, no era muy sociable, pero eso no quería decir que no fuera así.