
Descripción de Cuento - El mar de oro 3ie2f
El mar de oro. Una adaptación de un cuento tradicional japonés, de Yoshiko Uchida. Estupendo para meditar en la bondad y su victoria final. No seas vencido por el mal, sino vence con el bien el mal. Romanos 12:21. 2n344p
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Y en una pequeña isla en la que casi todos los hombres actos y sano serán pescadores vivía una vez un joven llamado y coixet era amable y bondadoso aunque sin muchas luces por lo que no encontró a nadie en toda la isla dispuesto a enseña soñar le lo que tenía que aprender para ser pescador quién sería capaz de hacer de ti un pescador le decía la gente eres demasiado lerdo para aprender nada pero el coito si se moría de ganas de trabajar y se esforzó de veras por encontrar trabajo estuvo buscando y buscando durante muchos meses hasta que por fin le dieron trabajo de cocinero en un barco de pesca claro que se había conseguido el empleo era porque nadie lo quería nadie quería trabajar metido entre fogones humeante es hirviendo arroz cortando verduras mientras el barco subía y bajaba las olas en medio del mar nadie quería ser el cocinero siempre el cocinero se llevaba la peor parte de la pesca en el reparto pero eso hay si le trae sin cuidado él estaba muy contento por haber conseguido un trabajo por fin a los pescadores del barco en que trabajaba les gusta baza herir le y solían llamarle holgazán no estúpido a ver si te meras un poco y nos da de comer algo decente estúpido le gritaban o bien este arroz está sin cáncer holgazán se quejaban pero por mucho que le gritaran y por muchas cosas que le llamaran y no se enfadan nunca él se limitaba a contestar sí señor o lo siento señor y de ahí no pasaba y si era muy cuidadoso con la comida y procuraba no desperdiciar ni un solo granos de arroz no le gustaba nada tirar las obras hasta tal punto que las guardaba con toda la sociedad en la despensa de la cocina pero en el pequeño y atestado barco de pesca no había espacio para cosas inútiles cada rincón se necesitaba para almacenar las capturas pues cuantos más peces llevaron a la isla más dinero obtendría en todos cuando la tripulación descubrió que y coixet guardaba las obras de la comida le reprendieron con rudeza mal dictó estúpido le dijeron a gritos no vuelvas a utilizar nuestro valioso espacio para almacenar basura tira al mar que terrible desperdicio de buena comida pensó y pero hubo de hacer lo que le dijeron tomo todas las obras que había ido almacenando y la subida cubierta si voy a tener que tirarlo todo al mar se dijo al menos que los peces se den un buen festín después de todo si no fuera por ellos no sé de qué viviríamos de modo que según iban arrojando las obras de comida llamaba así los peces aqui pececitos mirad que cena más buena venir todos a partir de aquel día y xxi se ponía llamar a los peces antes de tirar las obras al mar aquí aquí venido aquí les llamaba disfrutad con el arroz de mis fogones pececitos y seguía hablando con ellos hasta que habían devorado hasta el último resto de comida que había arrojado por la borda los pescadores se reían al oírle venida escuchar al idiota mirad mirad cómo habla con los peces se mofa van a y y le decían a lo mejor algún día te contestan ni te dicen cuanto les ha gustado tu cena periódico y si no hacía caso de los pescadores el al final del día seguía recogiendo las obras de la mesa y tirándose las a los peces y cada vez que lo hacía llamaba los peces como si fueran sus mejores amigos y su amable voz se propaga va como un hueco
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