¡Cristo ha Resucitado! Homilia sábado 7/6/2025, P. Santiago Martín FM 2a6y6t

Jesús, contigo resucitaremos.

El Señor esté en vosotros.

En vosotros.

Lectura del Santo Evangelio según San Juan.

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que lo seguía el discípulo a quien Jesús amaba.

El mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado, Señor, ¿quién es el que te va a entregar? Al verlo, Pedro dice a Jesús, Señor, ¿y éste qué? Jesús le contesta, si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.

Entonces empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría.

Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino, si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Este es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito.

Y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.

Muchas otras cosas hizo Jesús.

Si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo entero podría contener los libros que habría que escribir.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Estamos terminando el tiempo de Pascua, es el último día del tiempo pascual.

Mañana, si Dios quiere, celebraremos ya Pentecostés, que aunque es un día de fiesta especial, una solemnidad, ya al día siguiente comenzamos, retomamos el tiempo ordinario, el tiempo corriente.

Y quiero terminar el tiempo de Pascua como lo empecé.

La buena noticia.

La única noticia que merece la pena de ser llamada buena, que es de verdad buena noticia, es que Cristo ha resucitado.

Cristo ha resucitado y debemos alegrarnos con la misma alegría que llenó el corazón de la Santísima Virgen, su madre, el corazón de María Magdalena, de los apóstoles, de todos los que le querían.

Cristo ha resucitado, pero también tiene que llenarnos de alegría y de esperanza, que la resurrección de Cristo significa que hay vida eterna y que el bien siempre vence al mal.

El bien aguanta muchas derrotas, pero termina por ganar la guerra.

El bien siempre vence al mal.

El hombre no puede vivir en una casa en ruinas y el mal no sabe construir, solo sabe destruir.

Por eso, en el corazón del hombre siempre hay un anhelo de bien, un anhelo de paz, un anhelo de eternidad, y eso solo lo puede dar Dios.

Así que este tiempo de Pascua que termina, debemos recordar y no olvidar nunca, Cristo está vivo, está en la Eucaristía, Cristo vino y no se ha alejado nunca de nosotros.

Hay vida eterna, Cristo ha resucitado, las personas que ya han muerto siguen vivas.

Y cuando nos llegue a nosotros la hora, cuando nos reunamos con ellos y esperemos a los que faltan todavía por venir, también nosotros seguiremos vivos.

Es la mejor noticia que se ha dado en la historia de la humanidad.

El bien vence al mal, hay vida eterna, Cristo con su sangre derramada nos ha regalado el perdón de nuestros pecados.

Naturalmente que hay más cosas que decir en la Pascua, este Evangelio de hoy nos muestra un poco, una vez más, aquellos celos humanos que había entre los propios apóstoles.

Pero esto es lo esencial y lo que no hay que olvidar.

Recientemente he participado en un encuentro donde estaban los presidentes de prácticamente todos los movimientos espirituales que hay en la Iglesia Católica reconocidos en el Vaticano.

Más de 90, de tantos países, algunos numerosísimos, otros más pequeños.

Se hicieron trabajos por grupo.