Chico y Bella 146x4a

Las historias fantásticas del profesor Bruno.

Hoy Chico y Bella Hola muchachos, ¿qué tal estáis? Soy el profesor Bruno y estoy muy contento de estar otra vez con vosotros para contaros otra historia fantástica.

Hoy se trata de la historia de Chico y Bella.

Chico, un bulldog francés de tres años y Bella, una caniche de dos.

Nos situamos en un refugio para animales abandonados, porque nuestros protagonistas son dos perros que han sido abandonados, pero como siempre voy a empezar por el principio.

La vida en aquel refugio no era tan mala como al principio parecía, aunque claro, después de haber vivido con una familia que les quería mucho, el cambio fue terrible.

Chico vivía con una familia acomodada en una casa grande con un bonito jardín, donde tenía su caseta junto a la casa, incluso tenía una pequeña puerta para entrar a un cobertizo por si hacía mucho frío por la noche.

Bella vivía con una pareja de recién casados en un pequeño piso del centro.

Era una vida sencilla y aunque pasaba gran parte del día sola porque los dos trabajaban, al caer la tarde llegaban del trabajo y tenía su paseo diario con su ración de mimos, cosa que le hacía muy feliz.

Un día Antonio, el padre de la familia con la que vivía Chico, sufrió un infarto.

Ya hacía años que se cuidaba bastante porque había tenido algún que otro aviso, pero aquel día no pudo superarlo.

Pese a que Juan, su vecino y amigo, además de su cardiólogo, llegó rápidamente y aún así ya no pudo hacer nada por él.

A partir de aquel día, Chico no fue el mismo.

Siempre estaba triste y no se separaba de los pies de la cama de Antonio.

Carmen, la viuda de este, no podía verle así día tras día y decidió llevarlo al refugio a ver si podía encontrar otra familia que pudiera hacerle feliz.

Bella era feliz con su vida en aquel piso con aquella pareja.

Un día recibieron la gran noticia de que iban a ser padres y unos meses después del nacimiento de su hija decidieron que no podían ocuparse también de Bella.

Así que la llevaron al refugio de animales para que se ocuparan de ella como se merecía.

Los dos se encontraban muy solos a pesar de que había una cantidad enorme de animales en aquel lugar.

Con el tiempo se conocieron y se hicieron muy buenos amigos.

Los días pasaban y no les importaba que nadie les adoptara, mejor así, porque si alguno era adoptado, le separarían y eso no lo querían.

Una noche de verano unos maleantes entraron a robar en el refugio.

Se llevaron lo poco que había de valor y frustrados por no poder llevarse algo más destrozaron todo lo que pudieron y prendieron fuego a las oficinas.

El sistema de seguridad hizo que saltara el dispositivo de las puertas automáticas del refugio y todas se abrieron de golpe.

Todos los animales salieron corriendo asustados y cuando quisieron darse cuenta estaban muy lejos del refugio y separados.

Fueron meses de deambular de un sitio a otro en busca de algo que comer.

María, una señora mayor que sabía el nombre por su collar, se apiadó de bella.

Le entristecía verla viviendo en la calle y pasando frío y hambre y toda la noche.