El asesinato de Emily Longley 2w2q70

El 22 de febrero de 1994, Emily vino al mundo. Me la dieron para que la cogiese en brazos, le sujeté la cabeza con la palma de la mano y los pies me llegaban hasta el codo. Emily abrió los ojos despacito y nos quedamos allí, mirándonos. Sentí un amor como no había sentido en toda mi vida. Emily Longley ha aparecido muerta en la cama.

La casa en la que se ha encontrado el cadáver de Emily Longley está a nombre de Turner. La policía de Dorset sigue varias líneas de investigación. Un hombre de 19 años ha sido detenido y puesto en libertad bajo fianza. Esta es la historia de Emily Longley. Desde el principio nos hicimos una composición. Era una relación muy volatil. Un novio cariñoso, un novio controlador.

No mola, tío. Es en plan, me quieres, pues demuéstramelo. Él quería saber dónde estaba ella en todo momento, qué se ponía, con quién salía y dónde iba a estar. Él sólo quería controlarla. ¿Tiene algo que decir? Padres protectores, padres cómplices. Los padres de Turner harían todo lo que estuviese en su mano para apoyar a su hijo. Empecé a darme cuenta de que la señora Turner no era sincera en su relato. No teníamos información.

Emily Longley no presentaba lesiones internas o externas obvias. No parecía haber una razón obvia para la muerte. Necesitábamos una causa de la muerte. Teníamos que demostrar o descartar mi teoría de que Emily había muerto a manos de su novio. Un accidente trágico, un asesinato calculado. Lo que hemos hecho ha sido destruir pruebas vitales. Eso era una confesión. Fue un momento inesperado para la investigación. Había quedado retratado como lo que era.

Un asesinato era lo último en lo que pensaba. Me volví loco. La agarré, la agarré con todas mis fuerzas. Ni por un segundo pensé que la hubiesen asesinado. El asesinato de Emily Longley. Bournemouth. 7 de mayo de 2011. Cuénteme qué ha pasado. El motivo de la llamada.

La amiga de mi hijo está en nuestra casa. Esta mañana he ido a despertarlos, pero la chica no se ha despertado. No podemos despertarla. No sé qué le pasa. Bien, ¿respira? No, yo creo que no. Necesito que retire el edredón y mire a ver si ves señales de que respira. He intentado tomarle el pulso. No, necesito que pegue la cara a su boca. ¿Nota la respiración? ¿Ves si el pecho sube y baja? No. ¿Tiene algo alrededor del cuello? Alrededor del cuello.

El collar. Tiene un collar muy apretado. ¿Muy apretado alrededor del cuello? Sí. ¿Cuánto? Apretadísimo. La ambulancia ya ha llegado. Bien, necesito que le quite el collar y que otra persona abra la puerta. ¿Su hijo? ¿Puede pedírselo a su hijo? Necesito que abra la puerta de la calle y que le quite el collar del cuello.

Vale, ya, hágalo ya. La mañana del lunes 7 de mayo nos informaron de que una chica de 17 años había sido encontrada muerta en la cama de su novio en una dirección de la localidad de Bournemouth.

Su novio, Elliot Turner, de 19 años, estaba presente y la madre de Elliot había llamado a emergencias. Yo llegué al domicilio de los Turner a las 12 del mediodía del lunes 7. Cuando llegué a la casa, ya habían sacado a sus ocupantes. La ambulancia estaba allí y yo entré en la vivienda de cuatro dormitorios. El lugar del crimen era un dormitorio pequeño.

El dormitorio no era el típico escenario de un asesinato. Estaba todo inmaculado y no había rastro alguno de desorden en la habitación. En medio del dormitorio había una cama de matrimonio y su novio.