Andor | Primera temporada | Un manifiesto 4r192l

Bueno, no sé cómo se verá esto, prácticamente me da igual, porque estoy aquí de noche intentando abrir mi corazón, poner las tripas encima de la mesa y procurar decir algo honesto sobre la primera temporada de Andor, que tanto me impresionó, que en tantos sitios me tocó y que sigue tocando, me sigue tocando a día de hoy.

Es difícil hablar de algo que para uno es tan especial, porque normalmente las emociones le sobrepasan a uno tanto que las palabras no son capaces de hacer justicia. No hay forma de explicitar, no hay forma de articular aquello que uno, que uno simplemente siente y que siente con tanta intensidad que acaba siendo tan propio como la médula de los huesos.

Y eso, no sé, es una sensación con la que todavía estoy acostumbrándome a lidiar, porque para mí, como para tantos, Star Wars significa pues un punto importante en lo que ahora somos, en lo que somos freaky, somos espectadores, somos lectores, somos un montón de cosas y creo que para muchos de nosotros Star Wars es el punto de partida en el que realmente se abren nuestras alas y podemos decir que realmente estamos estamos volando. Aquella sensación que se decía tras el estreno de la primera película de Superman en el 78 de, creerás que puedes volar.

No sé si alguien creyó que podía volar y se tiró por una ventana, pero bueno, eso es otra, otra historia. En cualquier caso, nada ha sido igual desde el 25 de mayo de 1977 y esto ha ido creciendo, decreciendo, ha tenido picos, ha tenido valles y en fin, esto es simplemente el proceso natural de las cosas. Pero lo que yo nunca esperaba, ni hubiese esperado en mil años, es que Star Wars diera este giro de 180 grados, que se resignificara a sí mismo de tal manera, no para convertirse en algo indistinguible de lo que fue, sino para convertirse en algo que siempre estuvo en esa superficie, para convertirse en algo que siempre fue. Y no supimos verlo porque no nos lo estaban mostrando y no nos lo estaban mostrando porque no era la intención de George Lucas.

George Lucas hasta el día de hoy probablemente os dirá que Star Wars es para niños y que si él se ponía a crear, lo hacía para el punto de vista de los niños. Y eso podemos darlo como cierto porque el gran boom de Star Wars para todos en la vida ha sido en la niñez, ha sido en la adolescencia. Otra cosa es que nosotros alarguemos la adolescencia hasta límites ensospechados, o sea, uno ya tiene este aspecto y puede seguir siendo ese adolescente que se maravillaba con la galaxia muy muy lejana, con su música, con sus personajes, con sus batallas, con esa fascinación prácticamente ilimitada que nacía de la creatividad de George Lucas.

Pero esto en cierto momento cambió, cambió de mano, hubo un paso de testigo que prometía cambiarlo absolutamente todo, llevarlo a un nuevo nivel, era la Disney la que se encargaba de esto, en fin, siempre se gana algo, siempre se pierde algo y las cosas pues por suerte son más complejas y todo es cierto a la vez, es bueno, malo, como la vida misma.

El caso es que tras pasar varios títulos, varios contenidos, una trilogía, apareció esta serie, apareció esta serie y a mí me, no sé, me dio la vuelta, me dio la vuelta, me abrazó, hicimos la cucharita y prácticamente sigo en esa cama, sigo en esa postura y hago esto porque llega la segunda temporada, ya ha llegado en el momento en el que grabo esto y tengo que poner mis sentimientos en orden, no mis pensamientos, creo que mis pensamientos a este punto, a este respecto y a este punto están bastante claros, pero creo que si algo merece la pena ser dicho, si algo merece la pena ser resaltado, es un sentimiento, no un pensamiento, sobre todo con algo que a mí me ha tocado el corazón y el alma, no tanto la cabeza, aunque la cabeza tampoco ha quedado insatisfecha. Bueno, empieza Andor y yo estoy perdiendo a mi abuela, es el momento en el que mi abuela empieza a apagarse y...