“El camino de las fronteras… Migrantes, paradigma de nuestro tiempo 4q4da

Buenas tardes para todas y para todos, a esta última conferencia del ciclo espiritualidad para nuestro tiempo, que iniciamos ya hace no sé cuántos meses, en octubre, la primera conferencia que marcó este ciclo, fue, estuvo a cargo de Carlos Domínguez, que precisamente era el título de la conferencia, era el título de este ciclo, espiritualidad para nuestro tiempo, y después hemos hecho tres conferencias como indagando diferentes caminos que nos pueden hundir en la experiencia del encuentro con el Dios de la vida, empezamos con una mirada agradecida, los acordáis por ahí en noviembre, con Mariola López, que nos hizo una mirada agradecida, los místicos de todos los tiempos, muchos de vosotros quizás esperabas que se hablara de San Juan de la Cruz, de Teresa de Ávila, o del mismo Ignacio de Loyola, pero más bien era hablarle de Tijilessum, de Maderen del Brek, del maestro Oicar, bueno, estas grandes figuras de la mística y cómo desde su vida nos ayudan, nos ofrecen caminos para el encuentro con Jesús.

En enero recorrimos unas nuevas búsquedas, son tres conferencias sobre nuevas búsquedas para una espiritualidad para este tiempo, para este siglo XXI agitado y convulso. Empezamos con una compañera de Almería que nos habló sobre el camino del silencio, siguiendo un poquillo las líneas de Pablo Doros, de Javier Meloni, pues cómo desde el silencio podemos encontrarnos con el Señor de nuestra vida y de nuestro estorno.

Hace un poco, más de un mes creo, indagamos con Serafín Mejar el camino del cuerpo, nadie puede tocar sin ser tocado y nos mostraba cómo a lo largo de la historia desde el judaísmo y desde las tradiciones heremísticas, pues cómo unos privilegiaban el oído, otros la vista y cómo en Jesús de Nazaret se privilegiaba el tacto, tocar, este camino de sentir y de pasar por el cuerpo, los sentimientos, lo que va aconteciendo desde Dios.

Y terminamos este ciclo con un nuevo camino que yo creo que hoy día la Iglesia quiere indagar y quiere proponer, que es el camino de las fronteras, el camino del encuentro con los últimos, el camino de la escucha de los gritos silenciosos de los que yacen tirados a la vela del camino, que demandan que haya una Iglesia samaritana que busque precisamente en las víctimas de una economía que mata, como denunciaba Francisco en Evangelii Gaudium, pues cómo podemos encontrar ahí esa presencia de Dios que nos invita, que nos implica en la transformación, el camino de las fronteras y de manera especial con los rostros de las personas migrantes.

Alguna vez le oía yo a un compañero sacerdote en Las Palmas de Gran Canaria, que trabajaba precisamente con el mundo de las migraciones, y decía los migrantes no son un número, hay tantos que han muerto en el Estrecho, hay tantos que se han sepultado en el Mediterráneo, y él decía no son números, es Mohamed, es Ismael, es Abdul, es Afuadas, son personas con una biografía y con una historia que les acompaña, son hermanos y son hermanas nuestras.

Entonces los migrantes tenemos, como reza la conferencia de hoy, un nuevo paradigma para también encontrar estos caminos hacia el Señor, estos caminos de espiritualidad para nuestro tiempo. Y nos acompaña un invitado de lujo para nosotros, que es un honor tenerlo entre nosotros esta tarde. Nos acompaña don Santiago Abrelo Martínez, de la Orden de los Frailes Menores Franciscanos, y a su obispo emérito de Tanger, que amablemente quiso responder a nuestra invitación que le hacíamos ya hace cerca de un año.

Pues don Santiago nació en Asados, municipio de Rianzo, provincia de La Coruña, diócesis de Santiago, el 20 de junio de 1942. Le decía yo esta mañana que, como decimos en mi tierra, en Colombia, vaca chiquita siempre es ternera. A mí me lo dicen también porque no va a cumplir 66, pero es que él va a cumplir 83. Y alguien me decía ahora no puede ser así, no puede ser. Pues el 20 de junio de 1942 nació.