70- MÁS BIZARRO 5o4di

Si te gusta el terror, caldo de vísceras.

Bienvenidos a un nuevo caldo de vísceras.

Qué mejor que una bonita canción de los hermanos Calatrava para empezar el programa de hoy.

Y es que este dúo tenía un humor bastante bizarro.

A algunos les hacía mucha gracia y a otros ninguna, pero hay que reconocer que tuvieron un éxito bastante grande en nuestro país.

Y ya que el programa de hoy trata de lo bizarro, absurdo, etc., pues era una buena ocasión para recordarlos.

Bueno, pues nada, ya sabéis, servilletas al cuello que comenzamos.

El primer título que traemos, una auténtica bizarrada, tiene entre sus cualidades, esto último entre comillas, que no es como se dice ahora, guoque.

No se trata precisamente de una cinta correctamente política.

¡Qué va! El violador infernal es una película mexicana de 1988 dirigida por Damiana Costa Esparza.

Este hombre tiene en su filmografía, sobre todo, varios títulos de acción, como, por ejemplo, la venganza de los punks o el silla de ruedas.

Vamos ya con el violador infernal porque tiene mucha tela que cortar.

Comenzamos en una cárcel donde un hombre llamado Carlos, pero conocido como el gato, es acompañado por un cura y unos policías hasta la silla eléctrica, donde va a ser ejecutado.

Una vez el reo ha sido electrocutado y el médico allí presente ha confirmado su muerte, todos se marchan dejando solo el cadáver sentado en la silla.

Pero entonces sucede algo extraordinario.

En la sala en la que todavía se encuentra el gato ejecutado, sentado y aún con los cables puestos, se produce una aparición.

Una mujer que se supone es el diablo, acompañada de dos chicas más.

¡Pero alto! No os imaginéis un ser terrorífico con cuernos y tridente.

¡Para nada! Esa diablesa y sus acompañantes van vestidas como si fuesen vedettes en un espectáculo de revista.

Mucho brillo y transparencias.

Este personaje infernal le dice a Carlos que ya que su religión lo ha abandonado, ella le propone devolverle la vida.

La mujer entonces lanza unos rayos a Carlos con sus ojos.

Unos rayos que, por cierto, están muy mal hechos.

Están pintados.

Y a veces, como son estáticos, no cuadran con la imagen.

Esto sucederá más veces durante la película.

Bueno, la diablesa, mientras lanza esos rayos contra Carlos, le dice a este que su regreso a la vida no será gratuito.

El gato tendrá que renunciar a su religión y, ojo, porque también tendrá que entregar a esa malvada mujer sacrificios y placeres.

¿Y cómo lo hará? Pues violando a todo hombre o mujer.