#391 El Extraño de H.P. Lovecraft 2x2g21

El extraño por howard phillips lovecraft infelices aquel a quien los recuerdos de la infancia sólo le traen miedo y tristeza desdichado aquel que recuerda a las horas de soledad en vastos y lúgubres aposentos con colgaduras marrones y enloquecedora las hileras de libros antiguos porque observa atónito las arboledas crepusculares de árboles grotescos gigantescos y llenos de enredaderas que agitan silenciosamente sus ramas retorcidas en lo alto tal suerte me dieron los dioses a mí el aturdido decepcionado el estéril el roto y sin embargo me siento extrañamente satisfecho y me aferro desesperadamente a esos escasos recuerdos cuando mi mente amenaza momentáneamente con llegar más allá al otro no sé dónde nací salvo que el castillo era infinitamente viejo e infinitamente horrible lleno de pasadizos oscuros y con techos altos en los que el ojo sólo encontraba telarañas y sombras las piedras de los pasillos en ruinas parecían siempre horriblemente húmedas ya había un olor maldito por todas partes como de cadáveres amontonados de generaciones muertas nunca había luz por lo que a veces solía encender velas y mirarlas fijamente para aliviarme y tampoco había sol en el exterior ya que los terribles árboles crecían en lo alto de la torre más accesible había una torre negra que llegaba por encima de los árboles hasta el desconocido cielo exterior pero estaba parcialmente arruinada y no se podía ascender a ella salvo mediante una escalada casi imposible por la escarpada pared piedra a piedra debe haber vivido años en este lugar pero no puedo medir el tiempo deben de haber existido seres que se ocuparon de mis necesidades pero no recuerdo a nadie más que a mí mismo y nada vivo salvo las ratas los murciélagos y las arañas que no hacen ruido creo que mi cuidado debía de ser terriblemente anciano ya que mi primera concepción de una persona viva fue la de alguien burlonamente parecido a mí pero distorsionado marchito y decadente como el castillo para mí no había nada de grotesco en los huesos y esqueletos que se esparcían por algunas de las criptas de piedra en las profundidades de los cimientos asociaba fantásticamente estas cosas con acontecimientos cotidianos y las consideraba más naturales que las imágenes coloreadas de seres vivos que encontraba en muchos de los libros enmohecidos de esos libros aprendí todo lo que sé ningún maestro mixto guió y no recuerda haber oído ninguna voz humana en todos esos años ni siquiera la mía pues aunque había leído sobre él habla nunca se me había ocurrido intentar hablar en voz alta mi aspecto era un asunto igualmente impensado pues no había espejos en el castillo y simplemente me consideraba por instinto como semejante a las figuras juveniles que veía dibujadas y pintadas en los libros sentía consciente de la juventud porque recordaba muy poco fuera al otro lado del foso putre ido y bajo los oscuros árboles mudos a menudo me acostaba y soñaba durante horas con lo que leía en los libros y me imaginaba con nostalgia medio de alegre