
29-05-25LDH - Tiempo de Pascua, Jueves VI. Laudes 222s4b
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TIEMPO PASCUAL JUEVES DE SEMANA VI Propio del Tiempo. Salterio II 2n5p34
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Buenos días a todos, aclamemos a Cristo Jesús, primicia de la resurrección de los hombres, nuestra vida. Por su resurrección, sea hoy palabra de vida para nosotros.
Recemos las laudes del jueves de la sexta semana de Pascua.
Dios mío, ven en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
El agua pura donde la mañana da a los ojos el brillo de la vida.
Y el alma se despierta cuando escucha que el ángel dice, Cristo resucita.
¿Cómo quieren las venas de mi cuerpo ser música, ser cuerdas de la lira y cantar, salmodear como los pájaros en esta Pascua santa la alegría? iremos a Cristo transparente en medio de los hombres se perfila.
Su cuerpo humano, cuerpo del Amigo Deseado, serena compañía.
El que quiera palparlo, aquí se acerque. Entré con su fe en el hombre que humaniza.
Derrame su dolor y su quebranto. De riendas al amor su gozo diga.
A ti, Jesús ungido, te ensalzamos. A ti, nuestro Señor, que depositas tu santo y bello cuerpo en este mundo, como en el campo se echa la semilla. Amén.
Yo soy la vid. Ustedes son los armientos. Aleluya.
Pastor de Israel, escucha. Tú que guías a José como a un rebaño, tú que te sientas sobre querubines, resplandece ante Efraín, Benjamín y Manasés.
Despierta tu poder y ven a salvarnos. Señor, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Señor Dios de los ejércitos, ¿hasta cuándo estarás airado mientras tu pueblo te suplica? Le diste a comer lianto, le hiciste beber lágrimas arraudales, nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos. Nuestros enemigos se burlan de nosotros.
Señor de los ejércitos, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Sacaste una vid de Egipto. Expulsaste a los paganos y la trasplantaste. Le preparaste el terreno, echó raíces y llenó toda la región. Las montañas se cubrieron con su sombra y los cedros altísimos con sus ramas. Extendió sus armientos hasta el mar y sus retoños hasta el gran río. ¿Por qué has derribado sus cercos para que la saqueen los que pasan, la pisoteen los jabalíes y se la coman las alimañas? Dios de los ejércitos, vuélvete. Mira desde el cielo, fíjate. Ven a visitar tu viña.
La sepa que tu diestra plantó y que tú hiciste vigorosa.
La han talado y le han prendido fuego. Con un bramido hazlos perecer. Que tu mano proteja tu escogido, al hombre que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti. Danos vida para que invoquemos tu nombre. Señor Dios de los ejércitos, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Yo soy la vid. Ustedes son los armientos. Aleluya.
Sacarán agua con gozo de las fuentes de la salvación. Aleluya.
Te doy gracias, Señor Orquesta.
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