1993. La espera y la rabia 504j5p

Tu tu turu turu tu tu turu nani nani nani bienvenidas y bienvenidos a una nueva entrega de trata arrancarlos la 16a ni un céntimo hubiéramos apostado nosotros mismos al empezar de haber llegado tan lejos en este proyecto de recuerdo antinostargia y de radiografía del pasado que nos sirve para examinar este presente que nos ha tocado Y como sabéis, los que escucháis y los que están aquí a mi lado, que a veces me gusta empezar con una cita que creo que nos puede representar.

Hoy he traído una del periodista madrileño Ignacio Pato, que la leí un día en una red social, me gustó mucho, y que además aprovecho porque hoy vamos a hablar de un libro suyo, No es fiera para domar, publicado por Alta Marea, y al que recurriremos en la parte final del programa para hablar del racismo que había en 1993 en España.

Dijo lo siguiente, bueno, escribió más bien lo siguiente Ignacio Pato, la generosidad de todas esas personas que sin ir precisamente sobradas de fuerzas y en una época que invita al refugio personal, siguen sosteniendo una mirada al mundo y sintiendo ese carácter colectivo.

Hombre en lavapiés, ¿qué tal, cómo estás? ¿Qué te ha parecido la cita que he elegido? Hola, buenas tardes, muy bien, muy bien.

Yo estoy, he madrugado mucho y he dormido fatal, y pues estoy como borracho de sueño, además luego tengo que irme a pasar toda la noche fuera, así que a lo mejor si digo tonterías no me lo tengan muy en cuenta, es por la euforia del no dormir.

Borracho de sueño.

Hombre en lavapiés, que la actualidad, nosotros hacemos un programa sobre el pasado, pero la actualidad muchas veces nos come el terreno, y tenemos mucha actualidad respecto a ti.

¿Puede ser que en breve ya no seas el hombre en lavapiés, que cambie ese apelativo al hombre en hiyescas, el hombre en calzada de calatrava, cuenta qué está pasando.

El hombre donde encuentra un huequito, donde alguien le haga un huequito, pues como tenemos el edificio comprado por un fondo buitre, pues están vaciando el edificio, somos uno más de esos edificios que salen por las noticias de los que echan a la gente, así que a saber dónde estar en agosto, en junio...

Estás buscando el calor de un hogar nuevo, ¿no? Sí, un hogarcito nuevo, donde sea, no quiero ya mamá te quiero y todas estas cosas, pero no quisiera terminar.

¿Se acaba el lavapiés? Tiene toda la pinta, el lavapiés me ha agotado mucho.

El lavapiés está lleno de turistas.

Y otra pregunta que te quería hacer, ¿qué tal el libro? ¿Ya tienes el informe de ventas del primer año? A día de ahora que estoy hablando, tras ponerse muy enseguida en o para decirme que me iban a pagar, pues no sé si cuando salga este programa ya me habrán pagado o no, pero lo que es a día de hoy no he visto ni un céntimo, ni una respuesta que no...

O sea, no me pongo tampoco muy ansioso, porque desde luego no voy a hacer una morterada de dinero, pero es que es eso, cabronazos, para cuatro durillos no tienes que pagar.

Desde aquí hacemos un llamamiento a la editorial, como era, Indielibros.

Indielibros.

Que paguen.

Que paguen, que estamos aquí esperando el informe de ventas, ansiosos a ver cuántos libros se vendieron.

¿Cómo se llamaba el libro, por cierto? Ojalá mi corazón...

Ojalá mi corazón latiera al ritmo del corazón.

Sí, latiese al ritmo del corazón.

No latiese al ritmo del despertador.

No te acuerdas ni del título.

Es que es muy largo.

Y aquí a mi izquierda tenemos, como siempre, la clave de todo esto.

Ni un minuto habría salido al aire sin su hiperactiva e irradiante presencia.

Francino Bach, recién llegado de Milán.

¿Qué tal? ¿Cómo estás? Bien, bien.

Es que siempre me dejas perplejo con tus presentaciones.

Pues muy bien, recién llegado de Milán, tenemos un año más.

Esto es la Piedra de Sísifo.

Y un año más nos hemos llevado a 100 chavales a recorrer Milán, Verona y Venecia.

Bien, bien.

¿Y cómo has visto la ciudad? Porque tú puedes ver una evolución.

Vas casi, acudes cada año.

Pues sigo siendo una ciudad gris, Milán.

Muy bonita.

Y no he notado mucho cambio porque pasamos unas horas.

Nos fuimos directos a Verona.

Y luego en Venecia, lo destacable, el carnaval.

Estaban todos llenos de señores vestidos con sus máscaras de la comedia, del arte y de la ilustra del siglo XVIII.

Y paseaban por allí.

Muy bonito.

Venecia, hablando de turistas, el territorio estaba… No, no, estaba vacía.

No había nadie.

Estábamos nosotros y no había nadie en la ciudad.

Ni venecianos.

Ni venecianos.

¿Habéis visto la foto esa? Un señor le dio un collejón a uno de mis alumnos.

¿Un veneciano? Sí, porque no estaba mirando el chaval y le dio una collejilla.

¿Por no mirar? Porque le chocó, porque se chocó contra él.

O sea, que los venecianos esto lo que muestra es un poco el cansancio, la piel sensible que tienen.

Es que leí un dato que ha perdido más población…