
Descripción de 1-17 6k1vw
Abril de 1945. Tras la liberación del campo de concentración de Buchenwald, entre los supervivientes están Jakob y Emmanuelle, una pareja de jóvenes. Lo han perdido todo en los horrores de la guerra, pero cuando se conocen encuentran la esperanza y el consuelo mutuos que necesitaban. Deciden casarse y empezar una vida nueva en Nueva York, donde construyen una vida próspera y una familia feliz. Sin embargo, el pasado siempre proyecta su sombra en el presente. Años más tarde, en pleno auge de los sesenta, su hijo Max, un ambicioso y espabilado hombre de negocios, está decidido a librarse de la tristeza que siempre ha pesado en su familia. Pero a medida que Max vaya madurando, aprenderá que las penurias que marcaron el pasado familiar son las que le ayudarán a forjar su futuro. d2a1k
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Emmanuele asintió. Pasearon un rato en silencio, luego ella se detuvo y se volvió hacia él.
Sí, dijo, aun cuando él no había hablado, Jacob estaba pensando en ella y en las oportunidades que podrían compartir. Sí que su mente estaba a miles de kilómetros de allí.
— ¿A lo que has dicho? — Lo que me has propuesto hace un rato.
Emmanuele no quería pronunciar las palabras y al caer en la cuenta Jacob sonrió.
— Emmanuele Berger, ¿me concederías el honor de convertirte en mi esposa? Le preguntó formalmente al tiempo que hincaba una rodilla en el camino polvoriento. Ella sonrió y asintió. — Sí, susurró.
Jacob se levantó y la besó con dulzura. Emmanuele estaba tan frágil que tenía miedo de romperlas y la abrazaba. Él no estaba mucho más fornido, pero era joven y fuerte, y las heridas de Emmanuele eran más severas que las suyas debido a los golpes que había recibido cuando no trabajaba lo bastante de prisa. Antes de trabajar en el huerto, estuvo en el equipo de enterradores. Jacob le pasó un brazo por los hombros y la acompañó despacio por el campamento militar hasta su barracón, que no estaba lejos del suyo.
Mañana volveremos a la Cruz Roja para ver qué pueden ofrecernos. Después iremos a ver al capellán y le pediremos que nos busque un rabino. Había varios rabinos recorriendo el campamento para conversar con los prisioneros judíos. — Buenas noches, Emmanuele, dijo, y la besó de nuevo. — Gracias. Ella le sonrió con timidez y entró en el barracón para sumarse a las demás mujeres mientras Jacob sonreía, se metía las manos en los bolsillos y regresaba al suyo.
Comentarios de 1-17 2i2m71