
Descripción de 006 - SECRETOS VATICANOS - PARTE SEIS 6jn10
El mundo se fue a la mierda con tanta rapidez que apenas tuvimos tiempo de saber qué estaba pasando. Un devastador virus se liberó en la guerra de Ucrania y se extendió por el resto del planeta. Tuve que matar a mi madre y a mi hermano después de que se convirtieran en animales salvajes hambrientos de carne humana. No recuerdo ni dónde ni cuándo me encontró Manu, acurrucada en posición fetal, esperando la muerte, pero me tendió una mano y me uní a él en una aventura que nos acabó llevando hasta el Vaticano. Allí encontré mi fuerza interior. Allí encontré el amor. Y allí encontré secretos tan aterradores que hicieron que la pandemia que había asolado al mundo se convirtiera en un simple mal sueño. Me llamo Carla, y esta es nuestra historia. eBook: https://www.letraminuscula.com/amz/B0D893CCWW Tapa blanda https://www.letraminuscula.com/amz/B0D8VFFGZW Gracias por escuchar secretos vaticanos. ¿Te está gustando el audio? Puedes apoyar al autor comprando el libro o dejando un comentario positivo en los enlaces. No te llevará más de dos minutos y ayudarás a que más personas puedan disfrutar de esta historia. Muchas gracias. 113o4b
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Trece de marzo de dos mil veintisiete uno hacía ya un par de horas que habían cruzado lo que un día fue la frontera con francia aquí la situación no variaba con respecto a españa los mismos coches varados en la autopista ausencia de gente viva y hordas de cadáveres vagando por todas partes manu escaneaba de vez en cuando con la radio de onda corta para ver si captaba cualquier emisión tratando de encontrar a alguien vivo pero la radio permanecía más muertas si cabe que los cuerpos que vagabundeaba a ambos lados de la carretera tan sólo se oía estática era curioso comprobar cómo el virus no había respetado nacionalidades ni costumbres todos los fiambres se comportaban de la misma forma en cualquier lugar en más de un par de ocasiones se habían encontrado la carretera bloqueada por alguna manada demasiado numerosa la primera vez carlos había querido acelerar a fondo y llevárselos por delante hasta abrirse paso pero roma no había pensado en el daño que un cuerpo humano era capaz de hacerle a un coche después de un atropello aunque los cuerpos estaban deshidratados y habían perdido entre el veinte o el treinta por ciento de su peso si cruzaban a demasiada velocidad el impacto sería brutal podría romperse el parabrisas lo que les dejaría indefensos frente a la multitud o peor aún cabía la posibilidad de que se produjeran daños en el eje la suspensión o incluso que reventara algún neumático así pues manu le sugirió que tuviesen sangre fría y cruzasen muy despacio a través de la repugnante marea de muerte cuando se hallaban en esa situación pasaban muy despacio intentando apartar los cuerpos a empujones en ocasiones algunos no podía apartarse y acababa aplastado bajo las ruedas del pesado furgón que rebotaba con brusquedad por mucho que todos supieran que esas cosas ya no eran humanas cuando el furgón saltaba pasando por encima de alguno de ellos no podían evitar un estremecimiento era un momento difícil ya que mientras duraba esta situación los cuerpos golpeaban la carroza guía del vehículo y posaban sus deformadas caras en los cristales con esa expresión de entre odio e ira y en numerosas ocasiones con graves heridas y amputaciones que jamás cicatriza harían en una de estas ocasiones manu vio con horror como el cuerpo sin vida de un hombre vestido con lo que una vez fue ropa de ciclista se agarraba a la manilla de la puerta y se sacudía violenta emitiendo un sonido aterrador que pretendía ser un grito en aquella ocasión mano advirtió que no habían echado el seguro de las puertas si alguna de estas horribles bestias conseguía abrir una puerta dos en el furgón policial ana cogió una botella de agua de uno de los compartimentos la abrió y se la llevó a la boca hacía calor en el interior los rayos del sol de marzo penetraban implacables a través de los cristales miró de manera distraída al interior del improvisado almacén y comprobó que la botella que tenía en la boca era la última habían decidido beber sólo agua embotellada en cierta ocasión después de llenar en un río todas las botellas que tenían descubrieron con horror que un poco más arriba yacía un cadáver pudriéndose al sol medio inmerso en el agua sólo queda una botella de agua manu se dio la vuelta y le hizo un gesto de asentimiento estaba somnoliento a causa del calor del sol y unas pequeñas gotas de sudor corrían por su frente le costaba pensar con claridad así que como el asunto no era demasiado urgente decidió que ya se encargaría el destino de decirle qué hacer y así fue aproximadamente una hora después divisó lo que parecía un centro comercial en seguida pudieron ver varios carteles que indicaban la salida hacia un leclerc y su gasolinera manu no pudo reprimir una media sonrisa al ver el herrumbroso cartel que decía dos euros con veintitrés céntimos le litre de zhongshan plomo noventa y cinco después de meditarlo por unos segundos decidió continuar un poco más buscar un lugar seguro y volver con el furgón sacó unos pequeños prismáticos de la guantera y escudriño lo que pudo del supermercado a esa distancia pudo observar unas cincuenta o sesenta figuras errantes recorriendo el aparcamiento del centro comercial nada que no pudieran solventar le llamó la atención la ausencia total de vehículos estacionados aquí la infección llegaría por la noche pensó distraídamente cuando habían recorrido unos ocho kilómetros divisó uno de esos silos de sal que se usan para cargar los quitanieves
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