🕯️⚔️ El asesinato del 'condesito': Sangre y venganza en la Alameda sevillana 42292v

La noche sevillana se tiñe de sombras y ecos de víhuelas que resuenan en las calles empedradas.

Estamos en 1639, en una Sevilla donde el esplendor del siglo de oro convive con la miseria del pueblo y el abuso de los nobles.

La Alameda de Hércules, un paseo flanqueado por álamos y columnas, es testigo de risas, galanteos y canciones populares, pero también de tensiones que hierven bajo la superficie.

Es la noche del 15 de mayo y un grupo de jóvenes nobles, ebrios de vino y arrogancia, decide divertirse a costa de los más humildes.

Lo que comienza como una broma cruel terminará en un baño de sangre, un crimen que sacude a la sociedad sevillana y que será silenciado por el poder.

Hoy, en la Criminoteca, desentrañamos el asesinato de Don Perafán de Rivera, el condesito, un heredero noble cuya muerte en la Cruz del Rodeo marcó un capítulo oscuro en la historia de Sevilla.

¿Estás preparado? Comenzamos.

Nombre del asesino principal, Cristóbal de Paredes, líder de un grupo de trabajadores de la Seda.

Clasificación, asesinato por venganza popular, con elementos de linchamiento.

Características, crimen pasional motivado por abusos señoriales repetidos.

Cometido en un contexto de tensión social.

Número de víctimas, 1, muerto, 1, herido grave.

Nombre de la víctima principal, Don Perafán de Rivera, conocido como el condesito, heredero de los condes de la torre.

Método del crimen, apuñalamiento con hierros, probablemente cuchillos o dagas.

Fecha del crimen, noche del 15 de mayo de 1639.

Lugar, Cruz del Rodeo, Alameda de Hércules, Sevilla, España.

Fecha de detención, esa misma noche para Navarro y Galindo, Cristóbal de Paredes fue detenido días después tras esconderse.

Fecha de nacimiento del asesino, desconocida, Cristóbal de Paredes era adulto, probablemente entre 30 y 40 años, según el contexto.

Otros involucrados, Víctima secundaria, un noble no identificado, amigo de Perafán, que resultó gravemente herido y perdió el uso de un brazo.

Navarro y Galindo, trabajadores del Horno de Pan, injustamente acusados.

Estado legal, Cristóbal de Paredes, condenado a muerte por ahorcamiento en la Cruz del Rodeo.

Navarro, condenado a 10 años en las Galeras del Rey.

Galindo, condenado a 8 años en las Galeras del Rey.

Lugar de descanso de la víctima, Monasterio de la Cartuja, Sevilla.

La Sevilla del siglo XVII, un caldo de cultivo para la tragedia.

Corre el año 1639 y Sevilla, aunque ya no es el epicentro del comercio con las Américas, sigue siendo una ciudad vibrante y contradictoria.

Sus calles están llenas de contrastes, por un lado, la nobleza vive en palacios como la Casa de Pilatos, organiza banquetes y participa en las procesiones de Semana Santa con túnicas bordadas en oro, por otro, el pueblo sufre hambre, enfermedades y los abusos de los poderosos.

La Alameda de Hércules, un paseo creado en 1574 para embellecer la ciudad, es un lugar de encuentro popular.

Allí, junto a la Cruz del Rodeo, un crucero de hierro con base de cantería coronado hoy por las Columnas de los Leones, los trabajadores se reúnen al anochecer para cantar, tocar la vigüela y galantear, buscando un respiro en sus duras vidas.

Pero la Alameda también es un lugar de tensiones.

Los nobles, como don Perafán de Rivera, heredero de los condes de la torre, ven estos espacios populares como su patio de juegos.

Perafán, un joven de unos 25 años, es el prototipo del noble arrogante del siglo de oro, apuesto, vestido con ropajes de terciopelo y siempre acompañado por su espada, pero también conocido por su carácter pendenciero y su desprecio hacia los plebeyos.

Junto a él, dos amigos inseparables, el primogénito del conde de Arenales, un joven de temperamento volátil, y otro noble no identificado, al que las crónicas describen como un mancebo de estado noble.

Los tres forman un trío de calaveras, jóvenes y jóvenes.